Elección de la pasta de madera.
En nuestro caso, hemos elegido una pasta de color blanco dado que la puerta es blanca. Si se prefiere también hay pastas color cerezo, roble, caoba, etc., que imitan la madera. Es importante tener en cuenta el acabado que se le va a dar a la puerta para elegir la pasta. Nosotros, una vez reconstruida la puerta pensábamos pintarla de blanco, por lo que elegimos una pasta sobre la que se puede pintar.
Como se puede ver en la foto, las partes más dañadas son el tablero superior y el lateral derecho, entre la contra y el marco.
Raspar y lijar.
Raspar con una espátula las zonas dañadas para eliminar todas las bochas y la pintura medio levantada. Este paso es muy importante, pues si no se hace bien, una vez pintada la puerta acabaría por levantarse la pintura en esas zonas. A continuación, lijar toda la puerta con una lija suave.
Limpiar la puerta.
Limpiar
bien la puerta con un paño húmero para eliminar todos los restos
de pintura y polvillo que hemos originado al raspar.
Aplicar
la pasta.
Aplicamos con una espátula la pasta elegida
sobre las zonas dañadas, reproduciendo el dibujo de la puerta donde sea
necesario. La espátula es especialmente útil para las superficies
lisas y esquinas. En los casos en los que la puerta tiene relieves con formas
redondeadas, reproducir el relieve dándole forma a la pasta con las manos.
IMPORTANTE:
En las zonas en las que debemos tapar agujeros profundos
(como el lateral derecho de nuestra puerta) es preferible no cubrir todo el hueco
de una vez, sino hacerlo progresivamente por capas. De este modo, aplicaríamos
una capa, dejaríamos secar e iríamos aplicando capas y dejando secar
hasta rellenar todo el hueco.
Dejar secar y lijar.
Dejamos secar la pasta que hemos aplicado. El tiempo necesario puede variar
en función de la pasta que hayamos elegido, en cualquier caso, viene indicado
en las instrucciones del envase. Nuestra pasta, por ejemplo, necesita un tiempo
de secado de 24 horas.
Una vez seca la pasta, volver a lijar las zonas en las que la hemos aplicado. Se trata de eliminar la pasta sobrante y retocar las zonas para alisarlas de modo que la pasta quede perfectamente integrada en la puerta.
Pintar o barnizar.
En nuestro caso, vamos a pintar las puertas de blanco como comentamos al inicio. Para ello, recomendamos esmalte al agua. Los esmaltes tradicionales que se diluían en disolventes especiales o aguarrás son más difíciles de aplicar y desprenden un olor muy fuerte y ligeramente tóxico. Por el contrario, los nuevos esmaltes al agua son más fáciles de aplicar, se limpian fácilmente si manchamos algo y no desprenden ese olor tan desagradable.
Al pintar de blanco sobre blanco, se trata más que nada de lavarle la cara a la puerta y que queden bien cubiertas las zonas dañadas, por lo que con dos manos de pintura suele ser suficiente. En cualquier caso, es importante dejar secar bien una mano antes de aplicar la siguiente (unas 24h).
En caso de que nuestra puerta esté en color madera y hayamos utilizado una pasta color madera, elegir un barniz del color deseado y seguir las instrucciones indicadas en el envase en cuanto a disolvente y tiempo de secado.
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