Ryszar Kapuscinski, nació lo suficientemente pronto como para ser testigo ¿privilegiado? del desolador panorama socio-político que nos ha ofrecido casi todo el siglo XX. Guerras civiles, mundiales, pactos incumplidos, invasiones, en una palabra: dolor. Y habiendo sido poseedor de una mente lúcida y un criterio ecuánime, aunque sobre todo honesto, creo que no es mucho suponer que estamos ante uno de los testimonios más interesantes y valiosos que actualmente poseemos para entender el mundo en que vivimos e incluso vislumbrar el que nos tocará vivir.
Varsovia, su ciudad natal, fue uno de los epicentros de los desgarros que sufrió Europa -y el planeta- durante este periodo demoledor. Podemos conocer, gracias a los muchos reportajes y entrevistas que nos dejó este autor, el escenario en el que se desarrolló gran parte de su niñez y adolescencia. Pero mejor, oigámosle:
"Nací -dice- en una parte de Polonia que ahora forma parte de Bielorrusia, muy al este de Varsovia… Era la zona más pobre de Polonia y posiblemente de Europa. De hecho, sigue siendo muy pobre. Una tierra desgraciada, de pocos recursos y de una gran escasez. Cuando empecé a viajar por nuestro planeta como corresponsal extranjero, encontré un lazo emocional con las situaciones de pobreza en los llamados países del Tercer Mundo. Era como regresar a mi niñez. De ahí nace mi interés por estos países. Por eso me interesan los temas que tocan la pobreza, que es lo que produce: conflictos, guerras, odios…" Y aún siguen sus recuerdos, elocuentes y emocionados: "Cuando llegué a Varsovia tenía doce años. Vi la guerra como población en tránsito. Mi familia huyó de las desgracias del frente y pasé los años de los conflictos en distintas partes de Polonia, siempre como refugiado. Varsovia ha sido a lo largo de la historia una ciudad muy valiente y rebelde y ha sido castigada en consecuencia. Destruida muchas veces, siempre renace de sus cenizas. Su historia es un péndulo de destrucción y reconstrucción. La Segunda Guerra Mundial fue un desastre total para esta ciudad. No fue sólo la destrucción de sus edificios, monumentos y patrimonio artístico, sino la destrucción de todos o casi todos sus habitantes. La población actual de Varsovia está compuesta por la gente que vino de fuera a poblarla, tras la guerra, porque su población histórica fue aniquilada. Todos somos, pues, nuevos ciudadanos"
Valiente ciudad, sí. Porque, a pesar de ello, Varsovia irradia energía, según sus posteriores visitantes. En medio del desastre, pronto surge un gran número de librerías, centros culturales… No hay más que echarle un vistazo a la cartelera de actividades mensuales (teatro, cine, exposiciones, conciertos etc.) para comprender que allí existe una vida cultural riquísima.
Ryszard Kapuscinski estudió Historia del Arte en la Universidad de Varsovia, pero pronto se decantó por el periodismo, dadas las ansias que tenía por "cruzar las fronteras" y conocer aquello que había al otro lado, en el ancho mundo. Esto le dio la oportunidad de colaborar en periódicos de gran tirada; fue también profesor en varias universidades y Maestro de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, creada y dirigida por García Márquez y en donde enseñó los principios básicos del periodismo, que después conformaron la base de su libro "Los cinco sentidos del periodista". Porque sus trabajos no son ni más ni menos que las precisas y honestas reflexiones de sus andanzas como reportero cubriendo conflicto que, desgraciadamente, nunca faltaban; y de sus reflexiones sobre todo aquello que está viviendo, surgen también sus bien cimentados ensayos. Por ejemplo, en "El imperio" describe el derrumbamiento de la Unión Soviética; "Ébano" está compuesto por estupendos reportajes sobre África, considerado este libro como uno de sus mejores trabajos. En "La guerra del fútbol" narra los conflictos entre Honduras y El Salvador, cuyo supuesto detonante se dio a causa de ese deporte, o "El mundo de hoy", sobre los pavorosos acontecimientos sucedidos recientemente, tales como el 11- S, el 11- M… además de una especie de biografía en la que engloba lo mucho que ha vivido, y sus reflexiones en donde trata de comprender este mundo que tiene por delante. En "Un día más con vida" investiga sobre la descolonización portuguesa de Angola en 1975 y sus consecuencias y en "Los cínicos no sirven para este oficio" recoge una serie de entrevistas y conversaciones moderadas por María Nadotti…
De "Viajes con Heródoto" nos ocuparemos más extensamente ahora mismo; y con el insigne griego, le veremos cruzar, por primera vez, esa frontera hacia el mundo que le hizo decantarse hacia una apasionante vida aventurera, aunque a decir verdad, nunca abandonó el ensayo y otros aspectos de la literatura.
En su historial figuran también una larga lista de premios, de entre ellos destacaremos el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2003 "por su preocupación por los sectores más desfavorecidos y por su independencia frente a presiones de todo signo, que han tratado de tergiversar sus mensajes"
Hace poco que murió. Pero nos ha dejado un magnífico ejemplo de buen hacer. Lean, relean y reflexionen con él.
OBRAS DE RYSZARD KAPUSCINSKI - El Emperador (sobre Haile
Selassie) |
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