Al trasladar la actividad agrícola a invernaderos, se podría recuperar mucho del agua utilizado a través de la deshumidificación del aire residuo y el tratamiento y reciclaje del runoff.
Además, la agricultura realizada en invernaderos requiere menos mano de obra y menos terreno que la agricultura tradicional realizada en terrenos al aire libre y ofrece cierta independencia de las condiciones meteorológicas como por ejemplo cambios estacionales y sequías.
Con la nanotecnología se podrían construir invernaderos, con o sin aislamiento termal, a un coste muy bajo.
Un traslado del sector de la agricultura hacia los invernaderos produciría una gran reducción en el consumo del agua, el uso de terrenos y en la escasez de alimentos causada por razones meteorológicas.
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