..por no adorarla, la adoro,
usando en mí de los dos
afectos más poderosos,
más encontrados y opuestos,
pues son el amor y el odio-,
tan postrado,
tan rendido,
tan sujeto,
tan penoso
me tiene que,
hasta que pueda
llamarla mía,
dispongo
no perdonar al deseo..
Calderón de la Barca: Andrómeda y Perseo
...y cual víbora sangrienta
nociva ponzoña exhalo,
veneno animan mis venas;
que cuando el amor
en odio se trueca,
es más eficaz
el rencor que engendra.
y temerosa de que
la humana naturaleza ...
Sor Juana Inés de la Cruz:
El Divino Narciso