La empresa familiar

La Sucesión: padre-fundador, único propietario

Es evidente que, en el caso de que el padre sea el único propietario, su primera opción será ser sustituido por sus hijos.

Pero, reflexionemos: El talento no se hereda. Se posee o no y el fundador-padre no puede caer en el error de que la sangre le nuble sus ojos. Sus hijos son como son y no como a él le gustaría que fuesen.Se puede, por otra parte, tener talento pero no poseer las capacidades que requiere el liderazgo: visión global de la empresa, conocimientos de los entresijos de la misma, (técnicas, mercado, finanzas, competencia, limitaciones de su empresa), capacidad de formar equipo y de ilusionarlo, capacidad para incentivar y animar, aun en tiempos difíciles, poseer espíritu integrador y, lo más importante, ser consciente de que el riesgo es consustancial a todo tipo de negocios y que avanzar es asumir nuevos riesgos. Estos deben ser controlados con mano firme y para eso hacen falta habilidades muy concretas, que el fundador conoce perfectamente, y debería reconocerlas en el heredero-sustituto.
Asumido esto, el fundador, evitará el engaño de elegir por orden de preferencias personales para entrar de lleno en la elección por razón de capacidades o aptitudes para gobernar la empresa.Me viene a la memoria un caso muy significativo. En mi juventud un amigo con claras aficiones literarias acudió a mi padre, muy amigo del suyo, para que le convenciese de que le permitiera estudiar Filosofía y Letras y no Derecho como quería su progenitor con vistas a dirigir su empresa. Era el mayor de cuatro hermanos. La empresa desapareció hace muchos años y mi amigo es Catedrático Emérito de Literatura Española en Toronto donde lleva trabajando más de treinta años.Viene a cuento el ejemplo para recordar a nuestro presunto fundador, que una de las preguntas que debe hacer a sus hijos es si desean o no ser empresarios, y si les gusta o no el tipo de negocio que él tanto aprecia. Obligar a los hijos a trabajar en lo que no les gusta o en lo que no creen es una solemne torpeza.Más grave es todavía creer que la empresa es el refugio para quien no tiene aptitudes para otras ocupaciones. Evidentemente el padre le habrá hecho un hueco pero no debe siquiera plantearse que ahí esta la solución para el futuro.Por otro lado, si a mas de uno le gusta el negocio, el padre tendrá que sufrir el tormento de decidir y elegir al que él estima más capacitado y asumir el riesgo de equivocarse, en cuyo caso "rectificar es de sabios".Pero la decisión más difícil llega cuando las necesidades del liderazgo en la empresa superan a las capacidades de los hijos o ninguno de ellos desea asumir el reto de una vida difícil, dura y sumida en un mar de riesgos y sinsabores, como es la de todo empresario.
Ocurre que es frecuente que los hijos piensen que reciben la empresa como se hereda una casa o un automóvil. O lo que es igual, que el bien recibido queda a su disposición y a su capricho.Craso error puesto que lo que se recibe son acciones o participaciones de una empresa con la responsabilidad de cumplir con las funciones económicas y sociales (empleados cuya vida depende de esa empresa) para las que fue creada.Para evitar estos errores de perspectiva, insistimos, el fundador debe retirarse en plenas facultades con el fin de poder tutorar la etapa de transición. .De ahí la importancia que tiene la planificación con tiempo de la sucesión La tutoría del "jefe" cuando planea su sustitución es efectivamente imprescindible, pero evitando la trampa de que se eternice "sine die"su mandato Si el pupilo no pide volar sólo, en un tiempo suficiente para transformarse en verdadero profesional, habrá que plantearse si fue acertada la elección y, si no lo fue, rectificar.Coinciden los estudiosos y tratadistas de la ECONOMÍA FAMILIAR que una buena gestión, exige que el líder se haya sabido rodear de un buen equipo de profesionales ajenos a la familia y que han demostrado con el tiempo fidelidad, honradez, competencia y compromiso con la empresa.Tal vez sea el momento de preguntarse si entre estos profesionales se encuentra el sustituto adecuado.






 






La difícil elección pasará en cualquier caso por la aceptación de los demás colaboradores.
En la naturaleza el jefe del clan o de la manada se impone por su fuerza indiscutible y demostrada. Entre los humanos, y más en las empresas, sean o no familiares, al puesto de mando se llega por las cualidades que hagan que, el elegido, por sus habilidades y su carácter, sea el indiscutible merecedor a soportar la máxima responsabilidad de cara al futuro.

José Orts Serrano


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