Los mejores destinos para contemplar las estrellas
Destinos turísticos para aficionados a la astrología
Cada vez la industria turística se especializa mas, y hoy en día hay ofertas para todo tipo de aficiones, incluyendo astrologos y aficionados que están dispuestos a viajar por todo el mundo con tal de poder contemplar un fenómeno astrológico como un eclipse singular o la Aurora Boreal.
Si reservas alojamiento en el hostal New Mexico Skies, en las montañas de Sacramento, te encontrarás con unas reglas un tanto inusuales: deberás registrarte antes de la puesta de sol y no conducir por la noche; las luces blancas, como las de las linternas convencionales no están permitidas; y deberás arreglártelas sin servicio diario de habitación (la aspiradora podría molestar el descanso de otros huéspedes). En esta solitaria carretera de montaña dedicada a la astronomía amateur, se toman todas las medidas para proteger la característica más valiosa de la zona: la oscuridad.
Con su elevada altitud, árido clima, y baja densidad de población (que se traduce en un mínima contaminación luminosa), Nuevo México ofrece algunas de las vistas nocturnas más limpias de estrellas, planetas y la luna. Aunque no es el único destino del mundo que profesa este entusiasmo celeste.
Muchos de estos destinos, como Hawaii, el norte de Chile y Suecia, ofrecen las mismas condiciones óptimas de visión, altura y clima seco que Nuevo México. Pero, sorprendentemente, incluso la segunda ciudad en tamaño de EEUU (y quizá la que tiene más polución), Los Ángeles, es una a meca para los aficionados de la astronomía. El motivo: el icónico Observatorio Griffith de la ciudad, con su telescopio dióptico de 12 pulgadas que es lo suficientemente potente como para mirar a través del brillo de las luces terrestres y la polución.
“Realmente no influye en la visión de los objetos más impinentes del cielo, como el sol, la luna o planetas como Venus, Júpiter y Marte”, señala Tony Cook, observador astronómico del Observatorio Griffith. Cook y otros miembros del personal llevan una serie de programas públicos en el observatorio, entre los que se incluyen shows de planetarium y fiestas mensuales de estrellas, con observaciones guiadas a través de los telescopios que hay en los jardines del Observatorio.
Por supuesto, para ver cuerpos mucho más remotos o nebulosos, como grupos de estrellas o galaxias distantes, es fundamental alejarse de la ciudad. Además de dirigirse a New Mexico Skies, donde los huéspedes pueden reservar cúpulas privadas de observación, los mayores entusiastas de la astronomía van a lugares remotos como Kiruna, en Suecia. Algunos participan en tours de astronomía, como los viajes temáticos sobre Galileo que Smithsonian Journeys realiza al norte de Italia; otros, asisten a clases de astronomía y miran las estrellas desde la cubierta de un lujoso trasatlántico Cunard.
Sin embargo, la astronomía puede resultar adictiva para algunos viajeros.
Durante el tour de Smithsonian Journeys, señala el astrónomo David Aguilar, los participantes se colocan exactamente donde estuvo Galileo, con un instrumento idéntico al suyo, recreando el momento, hace 400 años, en el que el astrónomo utilizó, por primera vez, un telescopio dióptico.
Entonces, señala Aguilar, Galileo hizo más que ver objetos que nunca antes se habían visto: “Abrió las fronteras del espacio y el tiempo y nuestro verdadero lugar en ellos”.
Fuente: Travel and Leisure
Cada vez la industria turística se especializa mas, y hoy en día hay ofertas para todo tipo de aficiones, incluyendo astrologos y aficionados que están dispuestos a viajar por todo el mundo con tal de poder contemplar un fenómeno astrológico como un eclipse singular o la Aurora Boreal.
Si reservas alojamiento en el hostal New Mexico Skies, en las montañas de Sacramento, te encontrarás con unas reglas un tanto inusuales: deberás registrarte antes de la puesta de sol y no conducir por la noche; las luces blancas, como las de las linternas convencionales no están permitidas; y deberás arreglártelas sin servicio diario de habitación (la aspiradora podría molestar el descanso de otros huéspedes). En esta solitaria carretera de montaña dedicada a la astronomía amateur, se toman todas las medidas para proteger la característica más valiosa de la zona: la oscuridad.
Con su elevada altitud, árido clima, y baja densidad de población (que se traduce en un mínima contaminación luminosa), Nuevo México ofrece algunas de las vistas nocturnas más limpias de estrellas, planetas y la luna. Aunque no es el único destino del mundo que profesa este entusiasmo celeste.
Muchos de estos destinos, como Hawaii, el norte de Chile y Suecia, ofrecen las mismas condiciones óptimas de visión, altura y clima seco que Nuevo México. Pero, sorprendentemente, incluso la segunda ciudad en tamaño de EEUU (y quizá la que tiene más polución), Los Ángeles, es una a meca para los aficionados de la astronomía. El motivo: el icónico Observatorio Griffith de la ciudad, con su telescopio dióptico de 12 pulgadas que es lo suficientemente potente como para mirar a través del brillo de las luces terrestres y la polución.
“Realmente no influye en la visión de los objetos más impinentes del cielo, como el sol, la luna o planetas como Venus, Júpiter y Marte”, señala Tony Cook, observador astronómico del Observatorio Griffith. Cook y otros miembros del personal llevan una serie de programas públicos en el observatorio, entre los que se incluyen shows de planetarium y fiestas mensuales de estrellas, con observaciones guiadas a través de los telescopios que hay en los jardines del Observatorio.
Por supuesto, para ver cuerpos mucho más remotos o nebulosos, como grupos de estrellas o galaxias distantes, es fundamental alejarse de la ciudad. Además de dirigirse a New Mexico Skies, donde los huéspedes pueden reservar cúpulas privadas de observación, los mayores entusiastas de la astronomía van a lugares remotos como Kiruna, en Suecia. Algunos participan en tours de astronomía, como los viajes temáticos sobre Galileo que Smithsonian Journeys realiza al norte de Italia; otros, asisten a clases de astronomía y miran las estrellas desde la cubierta de un lujoso trasatlántico Cunard.
Sin embargo, la astronomía puede resultar adictiva para algunos viajeros.
Durante el tour de Smithsonian Journeys, señala el astrónomo David Aguilar, los participantes se colocan exactamente donde estuvo Galileo, con un instrumento idéntico al suyo, recreando el momento, hace 400 años, en el que el astrónomo utilizó, por primera vez, un telescopio dióptico.
Entonces, señala Aguilar, Galileo hizo más que ver objetos que nunca antes se habían visto: “Abrió las fronteras del espacio y el tiempo y nuestro verdadero lugar en ellos”.
Fuente: Travel and Leisure
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