miércoles, septiembre 30, 2009

Relación entre sobrepeso y apnea

Más de 12 millones de personas en EEUU padecen de apnea del sueño, una dolencia especialmente habitual entre las personas con sobrepeso y obesas. Además de profundos ronquidos, puede producir una tensión arterial alta, apoplejía, enfermedad cardiovascular y una pobre calidad de vida. Durante años, los médicos han dicho a sus pacientes con apnea del sueño que lo mejor para aliviar los síntomas es adelgazar, pero apenas ha habido pruebas basadas en investigación que respalden esto.

La investigación existente ha estado limitada por varios factores, por lo que hay muy pocos estudios que muestren si la cantidad de adelgazamiento recomendada –alrededor de un 10%- es suficiente para mejorar la situación de estos pacientes, señaló Gary Foster, director del Center for Obesity Research and Education.

Foster y algunos colegas de otras seis universidades completaron recientemente el mayor estudio aleatorizado sobre los efectos del adelgazamiento en pacientes con apnea del sueño y diabetes de tipo 2. Los investigadores observaron que entre los pacientes con apnea del sueño severa, los que perdían la cantidad recomendada de peso tenían tres veces más probabilidades de eliminar casi por completo el número de episodios de apnea del sueño en comparación con los que no adelgazaron. Los resultados se publicaron en el ejemplar del 28 de septiembre de la revista Archives of Internal Medicine.

El nuevo estudio, llamado Sleep AHEAD, observó a 264 pacientes obesos con diabetes de tipo 2 que ya participaban en el ensayo Look AHEAD, un estudio ya en marcha de 16 sitios destinado a investigar el impacto sobre la salud a largo plazo de una intervención intensiva en el estilo de vida de 5.145 adultos obesos o con sobrepeso con diabetes de tipo 2. Los participantes tenían entre 45 y 75 años de edad.

Los 264 participantes se dividieron en dos grupos aleatorios: el primero recibió un programa de adelgazamiento conductual de grupo desarrollado especialmente para pacientes obesos con diabetes de tipo 2, dietas controladas por raciones y un régimen prescrito de ejercicios de 175 minutos semanales. El segundo, asistió a tres sesiones informativas de grupo a lo largo de un período de un año que se centraron en el control d ella diabetes mediante la dieta, la actividad física y el respaldo social.

Después de un año, los miembros del primer grupo perdieron una media de 10,9kg. Más de uno de cada tres participantes de este grupo mostró una total remisión de su apnea del sueño (el 13,6% en comparación con el 3,5%), y en él se observaron también alrededor de la mitad de episodios de apnea del sueño severa que en el segundo grupo. Además, los participantes del segundo grupo apenas perdieron unos 450g y mostraron un significativo empeoramiento de su apnea del sueño, lo que según Foster y su equipo sugiere que sin tratamiento la enfermedad puede progresar con rapidez.

"Estos resultados indican que tanto los médicos como los pacientes pueden esperar una mejora importante en su apnea del sueño si hay adelgazamiento", señaló Foster, autor principal del estudio. "Y una reducción en la apnea del sueño supone varios beneficios para la salud y el bien estar globales".

Fuente: Science Daily
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jueves, septiembre 24, 2009

Relación entre el cerebro y la pérdida de peso

Una nueva investigación sugiere que que las personas que han logrado adelgazar con éxito activan ciertas partes de su cerebro al enfrentarse a imágenes de alimentos.
Aunque todavía son preliminares, los resultados indican que los que pierden kilos -y no los recuperan- aprovechan regiones del cerebro relacionadas con el control de los impulsos.

"Puede ser que en realidad recluten nuevas regiones cerebrales para ayudarles a adelgazar", señaló la autora del estudio, Jeanne McCaffery, profesora ayudante de psiquiatría y comportamiento humano de la Brown Medical School, en Providence, Rhode Island.

McCaffery y sus colegas querían entender cómo reaccionan las personas ante "estímulos alimentarios"; en este caso, fotos de alimentos. "Las personas toman decisiones sobre si van a tomar o no unos alimentos, y esa toma de decisión se suele producir en cuanto huelen o ven el alimento", añadió.

Los investigadores reunieron varios grupos de participantes: 18 personas de peso normal, 16 personas obesas y 17 que habían adelgazado con éxito (al menos 13,6kg desde su peso máximo) y se habían mantenido así durante al menos tres años.

Los participantes se sometieron a escáneres cerebrales mientras observaban fotografías de alimentos ricos y bajos en calorías. Los escáneres MRI revelaron que los que habían adelgazado con éxito mostraban más actividad en las partes del cerebro asociadas con la inhibición y la realización de tareas complejas, señaló McCaffery.

Los participantes con peso normal no mostraron este patrón. El motivo puede ser que "siempre han tenido un peso normal a lo largo de su vida. Los que habían adelgazado con éxito tienen que esforzarse mas para evitar comer alimentos o controlar su respuesta ante la comida".

Los resultados aparecen en el ejemplar de octubre de la revista American Journal of Clinical Nutrition.

Ian McDonald, profesor de fisiología metabólica que escribió un comentario que acompaña al estudio, afirmó que todavía quedan preguntas por resolver.

Por ejemplo, ¿las personas que lograron adelgazar empezaron a tener esta respuesta cerebral cuando empezaron a adelgazar o después? "Igualmente, ¿son los obesos diferentes de los no obesos debido a una diferencia intrínseca o como resultado de una alimentación inapropiada que les ha conducido a su obesidad?", preguntó McDonald, investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nottingham en Inglaterra.

En otras palabras, ¿es una alimentación inapropiada en las personas obesas lo que conduce a que haya haya diferencias en el funcionamiento de sus cerebros cuando miran un alimento?

Además, McDonald señaló que las futuras investigaciones deberán averiguar qué diferencias de la actividad cerebral influyen en las elecciones que realizan las personas. "Es necesario realizar mediciones similares antes, durante y después de adelgazar", observó.

Por ahora, según McCaffery, a los investigadores les gustaría entender mejor cómo trabaja el cerebro en personas que han adelgazado con éxito.
En un futuro, añadió, es posible que "seamos capaces de enseñar a otras personas cómo hacerlo".

Fuente: Kivitv
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miércoles, septiembre 16, 2009

Consejos para no fracasar en su dieta por la noche

Los aperitivos nocturnos han arruinado las dietas y planes alimenticios saludables de muchas personas. A continuación, se indican algunos consejos de los nutricionistas para mantenerse alejado de las calorías sin valor nutritivo cuando oscurece:

Lavarse los dientes: justo después de cenar, cepillarse los dientes con pasta de dientes sabor a menta o utilizar enjuague bucal. Esto puede indicar al cerebro que hemos terminado de comer por hoy, además de reducir las ganas de antojos. Si funciona, repetirlo varias veces por la noche.

Cerrar la cocina: tan pronto como hayamos recogido y limpiado después de la cena, guardar las sobras, apagar las luces y cerrar la puerta.

Nunca pasar hambre: tomar comidas y aperitivos saludables a lo largo del día evitará los ataques de hambre por la noche. A algunas personas les basta con picar algo —una manzana, por ejemplo, o unos crackers con crema de cacahuete— una hora o dos antes de acostarse.

Mantenerse ocupado: los atracones nocturnos a menudo se deben al aburrimiento o la soledad. En lugar de sentarse delante del televisor, dar un paseo, anotarse a unas clases nocturnas, darse un baño de burbujas o llamar a un amigo.

Mantener las manos ocupadas: elegir un pasatiempo como hacer calceta, leer revistas, elaborar un álbum de recortes o jugar a los crucigramas.

Beber líquidos: beber un vaso de agua o tomar una taza de un té sin cafeína o chocolate caliente sin azúcar en lugar de comida. Si necesitamos masticar algo, utilizar un chicle sin azúcar.

Limpiar la despensa: no podemos caer en la tentación de tomar galletas o patatillas si no las tenemos en casa. En su lugar, tener a mano montones de fruta fresca y vegetales.

Cenar más tarde: si solemos tener hambre antes de acostarnos, podemos probar a retrasar un poco la hora de la cena, dentro de lo posible. Simplemente hay que procurar cenar sano y cuidar el tamaño de las porciones y al menos 2 horas antes de acostarse.

Acostarse antes: no podemos comer mientras dormimos.

Fuente: Timesleader
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martes, septiembre 01, 2009

Consejos para perder peso

1.Comer más, NO MENOS: cuando restringimos la ingesta de alimentos, nuestro cuerpo instintivamente piensa que se muere de hambre y pasa a un modo de protección mediante el cual ralentiza nuestro metabolismo y almacena, en forma de grasa corporal, casi todas las calorías ingeridas. En cambio, con una alimentación saludable regular, el metabolismo aumenta y los niveles de azúcar en sangre se mantienen estables. También ayuda a evitar los atracones, ya que nunca llegamos a sentirnos hambrientos. Probar a comer algo saludable cada dos o tres horas, lo que incluye aperitivos saludables a media mañana y media tarde. Perder músculo es lo últimos que queremos.

2. Beber más agua: beber 8 vasos de agua al día entre las comidas y un vaso grande unos 20-30 minutos antes de las comidas. Otras bebidas que se deben incluir son las infusiones y los zumos vegetales. Si hacemos ejercicio, deberíamos beber más aún. Los refrescos, zumos y cafés llenos de cafeína no cuentan. La falta de agua puede ralentizar el ritmo metabólico del mismo modo que lo hace la falta de alimentos. Puesto que el agua es la nutrición más importante para el cuerpo humano, el hígado se centrará en retenerla, en lugar de realizar otras tareas como quemar grasa. Sin embargo, no conviene beber mucho con las comidas.

3. Comer la FRUTA PRIMERO: tomar una pieza de fruta, por ejemplo, una manzana 30 minutos antes de la comida. Los estudios indican que es un buen modo de sentirse lleno.

4. Comer despacio es uno de los métodos que pueden ayudar a delgazar. El motivo es que desde el momento en que empezamos a comer, el cerebro tarda 20 minutos en empezar a enviar la señal de sensación de saciedad. Las personas que comen muy rápido, a menudo superan su verdadero nivel de saciedad incluso antes de que se empiece a enviar la señal. Comer muy rápido puede sobrecargar el estómago, causando gases e inflamación.

5. Evitar hacer la compra cuando tenemos hambre: o acabaremos comprando todo tipo de cosas que sabemos no nos convienen. Comer algo antes de salir; hacer una lista de la compra y ceñirse a ella. Llevar comidas y aperitivos saludables al trabajo, como fruta, vegetales, frutos secos, semillas, aguacates e infusiones.

6. Comer cosas crudas: siempre que comemos algo cocinado, conviene tomar algo crudo de acompañamiento, por ejemplo, una ensalada. Los alimentos crudos son la única fuente de enzimas alimentarias, un catalizador para el equilibrio del peso.

7. Dormir lo suficiente: acostarse a las 22:30. El hígado y la vesícula biliar necesitan hacer su trabajo de desintoxicación entre las 23:00 y las 2:00. Un hígado sano ayuda a equilibrar el peso. Son necesarias ocho horas de sueño. El cansancio ralentiza el metabolismo y afecta a las elecciones alimentarias.

8. Cenar temprano: no se debería cenar menos de tres horas antes de acostarse, siempre que sea posible.

9. Comer cuando se está tranquilo: si estamos disgustados, esperar a que el sentimiento pase o disminuya para comer. No intentar comer una comida completa si estamos estresados o disgustados, en su lugar es mejor optar por tomar zumos (frescos) o sopas ese día, que son más fáciles de digerir.

10. No hacer caso de la escala: puede ser muy desmoralizador. Hay muchos factores que influyen en nuestro peso diario. Sin embargo la ropa nunca miente; lo mejor es dejar que la ropa sea nuestra cinta métrica.
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