Como seguir una dieta
Las dietas pueden fallar por el motivo más simple. A continuación se indica algunos obstáculos comunes para perder peso y se aconseja sobre cómo eludurlos.
Pesarse demasiado amenudo: Las fluctuaciones de peso de un día a otro resultan desmoralizantes, cuando en realidad pueden reflejar simplemente que estamos con el período o incluso si hemos ido o no al váter. Hay que pesarse solo una vez a la semana (siempre a la misma hora) y realizar un seguimiento de los cambios que se van produciendo en nuestro cuerpo con una cinta métrica.
Solo reducir calorías, sin hacer ejercicio: Para perder 9,5kg en una semana sin hacer ejercicio es necesario reducir las calorías a 1.000 diarias, con lo que nos sentiremos hambrientos. Casi todas las personas que tienen éxito en sus dietas, es decir, consiguen perder peso y mantenerlo, se ejercitan cerca de una hora diaria, pudiendo comer más y sentirse satisfechos.
Basarse en alimentos “light” o bajos en grasa: Solemos pensar que los alimentos bajos en grasa son la respuesta a nuestras plegarias, pero a menudo éstos son solo ligeramente más bajos en calorías debido a que tienen unos niveles más elevados de azúcar o contienen sustitutos de las grasas como la polidextrosa. Es mejor tomar alimentos bajos en grasa por naturaleza, con porciones más pequeñas de alimentos enteros.
“Olvidarse” de contar las calorías del alcohol: Es sorprendente cómo muchos de nosotros agonizamos por cada caloría de una comida y, sin embargo, luego, nos tomamos alegremente varias copas en una noche. El alcohol tiene más calorías que los hidratos de carbono y las proteínas y solo un poco menos que la grasa, por lo que no se deben tomar más de dos copas por noche y siempre asegurándose de que están dentro de nuestro límite de ingesta calórica diaria.
No disfrutar lo suficiente de la comida: Una de las formas más comunes de consumir calorías innecesarias es engullir alimentos tan rápido y con tanto sentimiento de culpa que ni los saboreamos. Para recuperar el placer de comer, hay que observar qué alimentos nos gustan y satisfacen realmente y cuales nos producen malestar. El resultado es que finalmente aprenderemos a parar de comer cuando deje de sabernos bien o no nos siente bien al estómago (como cuando estemos llenos).
No comer una amplia variedad de alimentos: El aburrimiento es uno de los principales obstáculos a la hora de perder peso y si caemos en la rutina al elegir los alimentos pronto acabaremos perdiendo interés en la dieta. Para evitarlo podemos intentar añadir un alimento nuevo a nuestra cesta de la compra cada semana (algunas ideas saludables son las lentejas, la calabaza, la papaya, frutas del bosque, nueces, la piña, brécol.....)
Pesarse demasiado amenudo: Las fluctuaciones de peso de un día a otro resultan desmoralizantes, cuando en realidad pueden reflejar simplemente que estamos con el período o incluso si hemos ido o no al váter. Hay que pesarse solo una vez a la semana (siempre a la misma hora) y realizar un seguimiento de los cambios que se van produciendo en nuestro cuerpo con una cinta métrica.
Solo reducir calorías, sin hacer ejercicio: Para perder 9,5kg en una semana sin hacer ejercicio es necesario reducir las calorías a 1.000 diarias, con lo que nos sentiremos hambrientos. Casi todas las personas que tienen éxito en sus dietas, es decir, consiguen perder peso y mantenerlo, se ejercitan cerca de una hora diaria, pudiendo comer más y sentirse satisfechos.
Basarse en alimentos “light” o bajos en grasa: Solemos pensar que los alimentos bajos en grasa son la respuesta a nuestras plegarias, pero a menudo éstos son solo ligeramente más bajos en calorías debido a que tienen unos niveles más elevados de azúcar o contienen sustitutos de las grasas como la polidextrosa. Es mejor tomar alimentos bajos en grasa por naturaleza, con porciones más pequeñas de alimentos enteros.
“Olvidarse” de contar las calorías del alcohol: Es sorprendente cómo muchos de nosotros agonizamos por cada caloría de una comida y, sin embargo, luego, nos tomamos alegremente varias copas en una noche. El alcohol tiene más calorías que los hidratos de carbono y las proteínas y solo un poco menos que la grasa, por lo que no se deben tomar más de dos copas por noche y siempre asegurándose de que están dentro de nuestro límite de ingesta calórica diaria.
No disfrutar lo suficiente de la comida: Una de las formas más comunes de consumir calorías innecesarias es engullir alimentos tan rápido y con tanto sentimiento de culpa que ni los saboreamos. Para recuperar el placer de comer, hay que observar qué alimentos nos gustan y satisfacen realmente y cuales nos producen malestar. El resultado es que finalmente aprenderemos a parar de comer cuando deje de sabernos bien o no nos siente bien al estómago (como cuando estemos llenos).
No comer una amplia variedad de alimentos: El aburrimiento es uno de los principales obstáculos a la hora de perder peso y si caemos en la rutina al elegir los alimentos pronto acabaremos perdiendo interés en la dieta. Para evitarlo podemos intentar añadir un alimento nuevo a nuestra cesta de la compra cada semana (algunas ideas saludables son las lentejas, la calabaza, la papaya, frutas del bosque, nueces, la piña, brécol.....)