Nanointerruptores conmutados por medio de la luz
Fisuras microscópicas en un diminuto cristal que se abren y cierran a la orden.
Investigadores dirigidos por Ahmed H. Zewail han utilizado con éxito la microscopía de electrones ultra rápidos (UEM) para observar los movimientos de estructuras nanoscópicas, según se ha publicado en la revista Angewandte Chemie. Estos nanocanales conmutables podrían ser útiles para futuros dispositivos nanoelectrónicos y “máquinas” nanoscópicas.
Zewail y su equipo han descubierto que unos microcristales de cobre, con forma de aguja, y el compuesto orgánico TCNQ (7,7,8,8-tetracianoquinodimetano, C12H4N4), un semiconductor cristalino casi unidimensional, manifiestan unos fenómenos optomecánicos que se podrían utilizar en aplicaciones nanoelectrónicas. La investigación mostró que estos cristales se estiran y se vuelven más largos (pero no más anchos) al ser irradiados con pulsos láser. Si se detiene la radiación, se vuelven a contraer a su tamaño original. El efecto se hizo más obvio cuando una de estas agujas se rompió por el choque con un pulso láser corto y potente: Una pequeña grieta de entre 10 y 100 nanómetros se formó en la fisura. Cuando el cristal se estira por la radiación, el nanocanal se cierra; y cuando se contrae, vuelve a aparecer. La UEM confirmó que el fenómeno es reversible.
Fuente: Scientist Live
Investigadores dirigidos por Ahmed H. Zewail han utilizado con éxito la microscopía de electrones ultra rápidos (UEM) para observar los movimientos de estructuras nanoscópicas, según se ha publicado en la revista Angewandte Chemie. Estos nanocanales conmutables podrían ser útiles para futuros dispositivos nanoelectrónicos y “máquinas” nanoscópicas.
Zewail y su equipo han descubierto que unos microcristales de cobre, con forma de aguja, y el compuesto orgánico TCNQ (7,7,8,8-tetracianoquinodimetano, C12H4N4), un semiconductor cristalino casi unidimensional, manifiestan unos fenómenos optomecánicos que se podrían utilizar en aplicaciones nanoelectrónicas. La investigación mostró que estos cristales se estiran y se vuelven más largos (pero no más anchos) al ser irradiados con pulsos láser. Si se detiene la radiación, se vuelven a contraer a su tamaño original. El efecto se hizo más obvio cuando una de estas agujas se rompió por el choque con un pulso láser corto y potente: Una pequeña grieta de entre 10 y 100 nanómetros se formó en la fisura. Cuando el cristal se estira por la radiación, el nanocanal se cierra; y cuando se contrae, vuelve a aparecer. La UEM confirmó que el fenómeno es reversible.
Fuente: Scientist Live
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