Retos de la investigación sobre los riesgos de la nanotecnología
Últimamente se está poniendo mucho interés en entender las implicaciones de la nanotecnología para la seguridad y salud ambiental (EHS). El gobierno federal y otros grupos están trabajando duro para desarrollar unas estrategias de investigación de EHS eficaces que garanticen la seguridad pública a medida que salen al mercado más productos basados en nanotecnología.
Uno de estos grupos es el International Council on Nanotechnology (ICON), establecido en la Universidad de Rice. El año pasado, el ICON llevó a cabo un par de talleres con el fin de averiguar qué investigación es necesario realizar para desarrollar un modelo predictivo que permita evaluar de qué modo interactúan las nanopartículas con los sistemas biológicos.
"Necesitamos que haya una buena correlación entre las propiedades físicas y químicas de las nanopartículas y sus posibles interacciones con los sistemas biológicos y el medioambiente", señala la Directora del ICON, Kristen Kulinowski. "La falta de un marco cuantitativo para entender estas interacciones nos pone en apuros a la hora de hacer una evaluación de riesgos", añade.
Un factor clave que complica la capacidad de desarrollar un marco para predecir las interacciones de las nanopartículas es su variabilidad. "Simplemente hay demasiados tipos de nanopartículas bajo el amplio abanico de la nanotecnología como para hacer afirmaciones generales sobre sus interacciones con, digamos una célula o tejido", explica Kulinowski.
"Incluso si nos centramos en un solo tipo de nanopartícula, como las basadas en carbono, todavía hay una increíble variedad de nanoestructuras que se pueden crear", señala Kulinowski. Según ella, el modo en que estén hechos los materiales también influye en su comportamiento. Por ejemplo, se ha descubierto que algunos nanotubos de carbono contienen metales tóxicos que son restos del catalizador utilizado para su producción, lo que dificulta aún más la interpretación de los datos de toxicidad de las nanopartículas.
Ver artículo completo
Uno de estos grupos es el International Council on Nanotechnology (ICON), establecido en la Universidad de Rice. El año pasado, el ICON llevó a cabo un par de talleres con el fin de averiguar qué investigación es necesario realizar para desarrollar un modelo predictivo que permita evaluar de qué modo interactúan las nanopartículas con los sistemas biológicos.
"Necesitamos que haya una buena correlación entre las propiedades físicas y químicas de las nanopartículas y sus posibles interacciones con los sistemas biológicos y el medioambiente", señala la Directora del ICON, Kristen Kulinowski. "La falta de un marco cuantitativo para entender estas interacciones nos pone en apuros a la hora de hacer una evaluación de riesgos", añade.
Un factor clave que complica la capacidad de desarrollar un marco para predecir las interacciones de las nanopartículas es su variabilidad. "Simplemente hay demasiados tipos de nanopartículas bajo el amplio abanico de la nanotecnología como para hacer afirmaciones generales sobre sus interacciones con, digamos una célula o tejido", explica Kulinowski.
"Incluso si nos centramos en un solo tipo de nanopartícula, como las basadas en carbono, todavía hay una increíble variedad de nanoestructuras que se pueden crear", señala Kulinowski. Según ella, el modo en que estén hechos los materiales también influye en su comportamiento. Por ejemplo, se ha descubierto que algunos nanotubos de carbono contienen metales tóxicos que son restos del catalizador utilizado para su producción, lo que dificulta aún más la interpretación de los datos de toxicidad de las nanopartículas.
Ver artículo completo
Etiquetas: riesgos
0 Comments:
Publicar un comentario en la entrada
<< Home