Cuestionada la seguridad de nanopartículas en productos cosméticos
Un informe de una de las principales asociaciones de consumidores afirma que las compañías de cosméticos no están haciendo lo suficiente para garantizar la seguridad de las cremas faciales y otros productos que contienen nanopartículas.
El informe de “Which?”, basado en el asesoramiento de expertos en nanotecnología, advierte que se están utilizando en los productos partículas hasta 1.000 veces más pequeñas que el grosor de un cabello humano, sin haber realizado suficientes pruebas de seguridad.
Las nanopartículas se utilizan en los protectores solares para bloquear la radiación ultravioleta, en las emulsiones de las cremas faciales para contener las vitaminas y en otros productos hidratantes para eliminar bacterias; pero de las 67 empresas analizadas por “Which?” solo ocho proporcionaron información sobre el uso de la nanotecnología en sus productos.
La nanotecnología, la ciencia de manipular la materia a nivel molecular, generalmente plantea nuevos problemas de seguridad, ya que las diminutas partículas se pueden comportar de forma inusual, llegando, en ocasiones, a volverse tóxicas. Por otra parte, la normativa de seguridad actual no tiene en cuenta los materiales que pueden suponer un riesgo a nanoescala.
Un uso habitual de la nanotecnología es la adición de dióxido de titanio u óxido de zinc a los protectores solares y los expertos europeos han solicitado más estudios de seguridad para investigar los efectos de estas lociones en pieles dañadas.
El informe de la asociación de consumidores, titulado “Small wonder? Nanotechnology and cosmetics” se acaba de publicar recientemente, pero la preocupación por la seguridad del uso de nanopartículas en la cosmética surgió ya en un informe de la Royal Society que data del 2004, y que pedía la realización de pruebas de seguridad independientes en todos los productos con nanopartículas. La Royal Society urgía también a las empresas a desvelar las pruebas de seguridad realizadas.
Ann Dowling, que presidió un grupo de trabajo de la Royal Society sobre nanotecnología señaló: "Estamos descontentos con la continua falta de transparencia que hay en este campo".
El informe de “Which?” afirma que las recomendaciones de la Royal Society no se han puesto en práctica. "La industria cosmética debe dejar de esconderse y ser clara con respecto a cómo está utilizando la nanotecnología", señaló Sue Davies, asesor principal de Which? "Muchas de las aplicaciones podrían conducir a desarrollos asombrosos y revolucionarios, pero hasta que no se hagan todas las pruebas de seguridad necesarias, la realidad es que no sabemos lo suficiente. El gobierno debería introducir un sistema de informes obligatorio para los nanomateriales manufacturados...y únicamente permitir el uso en cosmética de aquellos que sean declarados seguros por un organismo independiente".
En mayo, investigadores de Institute of Occupational Medicine, de Edimburgo, pidieron al gobierno británico que restringiese el uso de nanotubos de carbono en los salpicaderos de los coches, raquetas de tenis y cuadros de bicicletas, alegando que plantean un riesgo de cáncer similar al del asbesto.
En el 2006, el gobierno puso en marcha un plan de informes voluntarios para averiguar qué tipo de nanomateriales se encuentran en el mercado, pero en dos años han recibido tan solo 12 respuestas del sector.
Fuente: The Guardian
El informe de “Which?”, basado en el asesoramiento de expertos en nanotecnología, advierte que se están utilizando en los productos partículas hasta 1.000 veces más pequeñas que el grosor de un cabello humano, sin haber realizado suficientes pruebas de seguridad.
Las nanopartículas se utilizan en los protectores solares para bloquear la radiación ultravioleta, en las emulsiones de las cremas faciales para contener las vitaminas y en otros productos hidratantes para eliminar bacterias; pero de las 67 empresas analizadas por “Which?” solo ocho proporcionaron información sobre el uso de la nanotecnología en sus productos.
La nanotecnología, la ciencia de manipular la materia a nivel molecular, generalmente plantea nuevos problemas de seguridad, ya que las diminutas partículas se pueden comportar de forma inusual, llegando, en ocasiones, a volverse tóxicas. Por otra parte, la normativa de seguridad actual no tiene en cuenta los materiales que pueden suponer un riesgo a nanoescala.
Un uso habitual de la nanotecnología es la adición de dióxido de titanio u óxido de zinc a los protectores solares y los expertos europeos han solicitado más estudios de seguridad para investigar los efectos de estas lociones en pieles dañadas.
El informe de la asociación de consumidores, titulado “Small wonder? Nanotechnology and cosmetics” se acaba de publicar recientemente, pero la preocupación por la seguridad del uso de nanopartículas en la cosmética surgió ya en un informe de la Royal Society que data del 2004, y que pedía la realización de pruebas de seguridad independientes en todos los productos con nanopartículas. La Royal Society urgía también a las empresas a desvelar las pruebas de seguridad realizadas.
Ann Dowling, que presidió un grupo de trabajo de la Royal Society sobre nanotecnología señaló: "Estamos descontentos con la continua falta de transparencia que hay en este campo".
El informe de “Which?” afirma que las recomendaciones de la Royal Society no se han puesto en práctica. "La industria cosmética debe dejar de esconderse y ser clara con respecto a cómo está utilizando la nanotecnología", señaló Sue Davies, asesor principal de Which? "Muchas de las aplicaciones podrían conducir a desarrollos asombrosos y revolucionarios, pero hasta que no se hagan todas las pruebas de seguridad necesarias, la realidad es que no sabemos lo suficiente. El gobierno debería introducir un sistema de informes obligatorio para los nanomateriales manufacturados...y únicamente permitir el uso en cosmética de aquellos que sean declarados seguros por un organismo independiente".
En mayo, investigadores de Institute of Occupational Medicine, de Edimburgo, pidieron al gobierno británico que restringiese el uso de nanotubos de carbono en los salpicaderos de los coches, raquetas de tenis y cuadros de bicicletas, alegando que plantean un riesgo de cáncer similar al del asbesto.
En el 2006, el gobierno puso en marcha un plan de informes voluntarios para averiguar qué tipo de nanomateriales se encuentran en el mercado, pero en dos años han recibido tan solo 12 respuestas del sector.
Fuente: The Guardian
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