Birmingham y Bournemouth: Lugansky y Lill
Hace un par de semanas fui a dos conciertos para orquestas – un poco raro para mi pero un lujo. Uno de los conciertos fue interpretado por mi orquesta favorita – la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham (the City of Birmingham Symphony Orquesta). Esta orquesta tiene un director de música brillante, Andris Nelsons (¡pero nueve fotos en el programa es demasiado!). Lo mejor del concierto fue el tercer concierto para el piano de Rachmaninov una de mis obras favoritas. El solista fue Nikolai Lugansky. Su poderosa interpretación fue nada menos que sensacional y la acompañamiento de la orquesta fue magnifico.
Lugansky es un hombre interesante – dice que cree en Dios porque ‘existe la música’. En una entrevista con un periodista Holandés cito el pianista legendario Michelangeli, quien una vez dijo que el pianista debería ser el cura del compositor. Y incluso con esta obra tormentosa Lugansky tenia serenidad, claridad y pureza en sus interpretaciones (también le he oído tocar el segundo concierto para el piano de Rachmaninov en otra ocasión). Entre los pianistas de su generación es, en mi opinión, excepcional.
El otro concierto fue en Bristol, John Lill, un artista muy distinto interpreto un concierto muy distinto – el segundo concierto de Beethoven con la orquesta sinfónica de Bournmouth (the Bournemouth Symphony Orchestra) reducida para esta obra. Fue una interpretación sensible como la música que lo precedió - música para el ballet ‘Idomeneo’. El director fue el Americano James Gattigan, un hombre joven pero con experiencia – ha trabajado con más de veinte cinco orquestas y en el programa dice que reside en Brooklyn con su mujer – pero me pregunto cuando.
Ambos conciertos tenían en común Dvorak. En un concierto interpretaron su octava sinfonía y en Bristol su séptima sinfonía. Ambos representaciones fueron excelentes y estaba claro que se habían preparado muy bien. La orquesta de Birmingham tenían la ventaja de trabajar con un director permanente pero Gaffigan fue impresionante y la orquesta le aplaudieron además del publico. Pero tengo dudas sobre la manera en la que se suele interpretar a Dvorak como un compositor del siglo veinte más que el siglo diecinueve con la énfasis en la velocidad y los puntos culminantes. Para mi su uso de los instrumentos de viento muestra su don. Quizás lo estoy imaginando y no soy ningún experto. Pero si es cierto que rompió barreras y contribuyo al desarrollo de la música sinfónica.
Disfrute mucho de los momentos tranquilos en ambos conciertos que contrastaron mucho con los puntos culminantes enormes. ¡Los dos conciertos fueron maravillosos!
B.R.
Lugansky es un hombre interesante – dice que cree en Dios porque ‘existe la música’. En una entrevista con un periodista Holandés cito el pianista legendario Michelangeli, quien una vez dijo que el pianista debería ser el cura del compositor. Y incluso con esta obra tormentosa Lugansky tenia serenidad, claridad y pureza en sus interpretaciones (también le he oído tocar el segundo concierto para el piano de Rachmaninov en otra ocasión). Entre los pianistas de su generación es, en mi opinión, excepcional.
El otro concierto fue en Bristol, John Lill, un artista muy distinto interpreto un concierto muy distinto – el segundo concierto de Beethoven con la orquesta sinfónica de Bournmouth (the Bournemouth Symphony Orchestra) reducida para esta obra. Fue una interpretación sensible como la música que lo precedió - música para el ballet ‘Idomeneo’. El director fue el Americano James Gattigan, un hombre joven pero con experiencia – ha trabajado con más de veinte cinco orquestas y en el programa dice que reside en Brooklyn con su mujer – pero me pregunto cuando.
Ambos conciertos tenían en común Dvorak. En un concierto interpretaron su octava sinfonía y en Bristol su séptima sinfonía. Ambos representaciones fueron excelentes y estaba claro que se habían preparado muy bien. La orquesta de Birmingham tenían la ventaja de trabajar con un director permanente pero Gaffigan fue impresionante y la orquesta le aplaudieron además del publico. Pero tengo dudas sobre la manera en la que se suele interpretar a Dvorak como un compositor del siglo veinte más que el siglo diecinueve con la énfasis en la velocidad y los puntos culminantes. Para mi su uso de los instrumentos de viento muestra su don. Quizás lo estoy imaginando y no soy ningún experto. Pero si es cierto que rompió barreras y contribuyo al desarrollo de la música sinfónica.
Disfrute mucho de los momentos tranquilos en ambos conciertos que contrastaron mucho con los puntos culminantes enormes. ¡Los dos conciertos fueron maravillosos!
B.R.
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