lunes, diciembre 01, 2008

La gloriosa orquesta Halle

Ralph Vaughan-Williams una vez se referío a John Barbirolli, como ‘Glorioso John’. En 1943 (ver el blog John Barbirolli) había vuelto de sus 6 años como director de la orquesta filarmónica de Nuevo York para rescatar la orquesta Halle ó lo que quedaba de ella. Entonces solo tenía 30 miembros y Barbirolli trabajo mucho para crear una de las orquestas más finas de Gran Bretaña y permaneció como su director casi todo el resto de su vida. Ahora es la orquesta mas antigua de Gran Bretaña y su director actual, Sir Mark Elder, lo ha llevado a nuevos niveles de excelencia. Ayer estuve en un concierto de esta orquesta, una de mis favoritas, en Bristol – es la primera vez que la he oído tocar en directo por una década ó mas. Antes cuando vivía en Sheffield tenía mas oportunidades de verla en directo. Es un instrumento magnifico, pulido en su precisión y opulento en tono. Tiene un sonido inusual, por lo menos para mí. Hace poco han editado un CD de música de Elgar llamado el ‘Dream of Gerontius’ que ha recibido buenas criticas.

Ahora es la orquesta la gloriosa no Barbirolli.

El director anoche fue el Ruso Alexander Lazarev, quien vi dirigir hace muchos años en Ámsterdam. Subió el podio para la overtura, gafas en una mano y la otra extendido a la orquesta, saludo el publico, puso sus gafas y empezó el concierto abriendo sus brazos (sin batuta) para las primeras notas de a overtura ‘Euryanthe’ de Weber. Mantenía su nivel de energía durante todo el concierto con mucho efecto – dio todo su atención a la primera sinfonía de Tchaikovsky (es una sinfonía confusa pero interesante la cual el compositor llamo el pecado de su dulce juventud). Termino con tantos gestos teatrales que casi acabo en la primera fila de las butacas.

Pero la joya del concierto fue la representación del concertó para el violín de Sibelius por el solista Noruego Henning Kraggerud. Fue una interpretación sensible y profunda de una obra muy difícil que alterna entre melodías y disonancia. Hay momentos cuando parece que es una batalla entre la orquesta y el solista. Hubo un entendimiento perfecto entre ambos y fue una noche memorable.

Fue uno de esas ocasiones cuando te sientes privilegiado al estar presente.
B.R.