lunes, marzo 27, 2006

Sir John Barbirolli (1899-1970)

Cuando vivía en Bradford en el oeste de Yorkshire en los años 60, solo pude asistir a conciertos en el auditórium llamado St. George’s Hall raramente porque el trabajo y la falta de dinero lo impedían. Sin embargo reservamos entradas para los conciertos centenarios de Delius (el compositor fue un ciudadano de Bradford) con Sir Thomas Beecham y su ‘Royal Philharmonic’ Orquesta. Desafortunadamente Beecham tuvo que retirarse y el Australiano Rudolph Kemp le reemplazo. Así que nunca le vi al mas pintoresco de los 3 directores contemporáneos (y rivales) Boult, Beecham and Barbirolli.

Por lo menos durante aquella época pude asistir a un concierto dirigido por Sir John Barbirolli y su amado orquesta Halle. Hay una historia sobre el hijo de un padre Italiano y madre Francesa, nacido en Londres, salvo una orquesta que llego ser una de las mejores de Europa. Fue leal a la orquesta Halle hasta su muerte y solo en sus años venideros tuvo una buena relación con la orquesta de Viena y la orquesta filarmónica de Berlín, mientras trabajando con el orquesta Houston del U.S.A.

Es una pena que no recuerde los detalles del concierto en Bradford. Solo recuerdo el solo del oboe con el solista Evelyn Barbirolli mujer de John Barbirolli. Fue un hombre bajo y ella una mujer alta. El amó su arte y cada nota, vigilo la orquesta en todo momento. La gente le recuerda por su amor por la música. Estaba contento con un waltz de Strauss como con una sinfonía de Mahler, de quien fue un exponente en sus últimos años.

Soy un admirador de su música y soy miembro de la sociedad de Barbirolli (tiene una pagina web). Junto con los laboratorios Dutton han reeditado muchas de sus grabaciones, son todas digitalizadas, y tienen un precio muy razonable. Algunas de las grabaciones son de los años con la orquesta filarmónica de Nuevo York. Hay diferentes opiniones sobre su época con esta orquesta, tuvo que competir contra la memoria de Arturo Toscanini y sus muchos seguidores.

Pero todos están de acuerdo con sus logros cuando volvió a Inglaterra en 1943 y salvo a una orquesta de la muerte.

B.R.

miércoles, marzo 22, 2006

Una ocasión de la realeza

Santo Cecilia fue una cristiana mártir cuyos restos ahora están en una iglesia que lleva su nombre en Roma. Uno de sus atributos fue tocar el órgano y ahora es la patrona de la música. En el Reino Unido hay un concierto en el cual acude algunos miembros de la familia real todos los años para conmemorar el día. Yo, acompañado por mi hija mayor asistimos a uno de estos conciertos en el auditórium ‘The Royal Albert Hall’ en Londres a principio de los 80. Estuvimos sentados detrás de la orquesta donde normalmente se siente el coro si hay, y detrás de nosotros hubo unos trompeteros quienes tocaran un fanfarrón al principio para da la bienvenida a los miembros de la familia real (eran poco importantes). Yo y mi hija nos levantamos con poco entusiasmo cuando llegaron.

Tocaba la orquesta de la ciudad de Birmingham (C.B.S.O.) con su nuevo director, el joven Simon Rattle de quien ya he hablado. En la primera parte del concierto tocaron el primer concierto para el piano de Tchaikovsky. Se sabia entonces que Rattle no le gustó a este compositor y solo dirigia su música bajo presión. La presión en este ocasión vino del solista, el Ruso Emile Gilels (cuyo presentación del cuarto concierto para el piano de Beethoven estoy escuchando ahora mismo). Desafortunadamente en este ocasión no tuvo un buen día y toco equivocándose en algunas notas. De donde estuvimos sentados podríamos ver que tenia las puntas de sus dedos vendadas y faltaba la virtuosidad de un gran pianista, cuyos grabaciones de los dos conciertos de Brahms siguen como favoritos para los críticos. Nos daba pena y nos sentimos decepcionados por una actuación poco habitual. (¡También me pregunte entonces si un ciudadano de un país comunista estaba diciendo algo sobre la ocasión!).

El dinero de estos conciertos se destina a un fondo benéfico para músicos. Recientemente ha habido mucha publicidad sobre los bajos salarios de los músicos de orquestas y también sobre la viabilidad de las orquestas Británicas, de las cuales todos tienen muchas deudas. Y no solo las Británicas. Una de las orquestas Rusas que vinieron hace unos años se quedaron sin fondos y al final tuvieron que tocar en la calle para ganar algo de dinero. Aquí todavía no esta tan mal pero el problema no se solucionara hasta que el gobierno de suficiente apoyo financiero. ¡Finlandia con su población de 5 millones tiene 13 orquestas permanentes y 18 orquestas semiprofesionales!

B.R.

lunes, marzo 20, 2006

El Auditorio ‘Colston Hall’ Bristol

Es el lugar donde ahora voy para ver conciertos. Es un auditorio convencional con buena acústica. Actualmente lo están reformando. Normalmente me siento detrás de la orquestra en el sitio reservado para el coro si hay uno. La orquesta residente es la de Bournmouth, bajo la dirección de Marin Alsop. Bristol es uno de los lugares donde tocan en el sur-oeste de Inglaterra. El concierto que vi la semana pasada fue dirigido por Petra Sakari, uno de los Finlandeses brillantes quien conllevan mucho talento y delicadeza a la música contemporánea. El solista en el segundo de Rachmaninoff fue el Ruso Nikolai Lugansky.

Sin faltar fuerza Lugansky toco con una delicadeza rara y con una fluidez extraordinario. Aprovecho el final del movimiento para sacar todo la emoción posible, fue una actuación fascinante. Desde entonces he comprado su grabación del primero y tercero concierto y he estado comparándolos con la grabación propia de Rachmaninoff en 1940. Otra vez su delicadeza es notable contra la actuación fuerte y poderoso del compositor, además tiene la ventaja del apoyo brillante del C.B.S.O. bajo la dirección de otro Finlandés Sakari Oramo. Ahora tocando en el circuito internacional, se considera Lugansky como otros Rusos Gilels, Richter y Kissin. Desde luego es un pianista que merece la pena estar atento a sus actuaciones.

El otro punto de interés de este concierto fue la actuación de extractos del ballet de Romeo y Julieta de Prokoviev. Era obvio que la orquestra había ensayado este difícil partitura muy bien. Hubo momentos muy hermosos y conmovedores, especialmente la muerte de Tybalt. Estar sentado tan cerca de la orquestra fue abrumador incluso casi terrible, especialmente en esta pieza, una muerte tan trágica. Sakari insistió en que la orquestra recibiera el aplauso del publico. Habían tocado maravillosamente y ellos después aplaudieron al director.

Un buen concierto es un gran evento en si mismo, y este fue uno de los buenos.

B.R.

miércoles, marzo 15, 2006

Bruno Walter y Gustav Mahler

Bruno Walter (1876-1962) fue el primer campeón y intérprete de la música de Mahler. Solo tenia 17 años cuando fue nombrado maestro del coro de la opera de Hamburgo de lo cual Mahler fue el director. No solo fueron colegas, también fueron amigos . Walter nació en Berlín y estudio piano, composición y dirección en el conservatorio. Fue un pianista excelente y acompaño el contralto Kathleen Ferrier en una series de conciertos. Pero sobre todo es como director con puestos importantes con varias orquestras europeas por lo cual se le recuerda. También realizo numerosas grabaciones con la orquestra filarmónica de New York y la orquestra de Colombia (la cual fue especialmente creada solo para él).

Su objetivo fue poner en equilibrio la sensibilidad con la precisión musical, algo que se manifestó en sus grabaciones de la música de Mahler. Adoró a Mahler, y introdujo el mundo de la música a sus obras. Fue música extraña y turbulenta, la cual reflejaba la época en la que se había compuesto. Trabajando con Mahler, y viendo sus métodos de ensayo, Walter también llego a entenderse mas a si mismo como artista.

Tengo su grabación de la segunda sinfonia de Mahler (1958). Comparándola con la pasión y lirismo de las actuaciones en directo de Barbirolli y la orquestra filarmónica de Berlín, para mi Walter carece de afecto, pero hay que tener en cuenta que fue grabada en el auditórium de Carnegie, un sitio que empañaría cualquier actuación.

Sin el apoyo de Walter – incluso en su idolatría – la acogida de Mahler por el publico quizás nunca habría ocurrido. Hoy en día su música esta en los repertorios de todas las orquestras del mundo. Estuve presente en uno de los conciertos bajo la dirección de Bruno Walter en su primera gira Británica, después de la segundo guerra mundial, en el ayuntamiento de Watford (en el sur de Inglaterra), el escenario de muchas grabaciones en los años 50 y 60. No me acuerdo el programa pero yo recuerdo a el. Un hombre tranquilo, poco expresivo, acariciando la música tanto como dirigiendola. En mi opinión fue uno de los grandes.

B.R

viernes, marzo 03, 2006

Una experiencia transcendente

Cuando vivíamos cerca de Birmingham, me hice socio de la sociedad de la orquestra de la cuidad de Birmingham (CBSO). A menudo asistía a los ensayos por la tarde en mi día libre de la semana (cuando Louis Fremaux fue el director). Antes de que nos mudáramos a Londres Fremaux tuvo una discusión con los directores de la compañía y se fue. La orquestra estuvo durante un año sin director oficial, aunque Erich Schmid hizo un ciclo de sinfonías de Beethoven. El entonces joven Simon Rattle se hizo director de música y una asociación sensacional entre un director carismático y una orquestra excelente (entonces poco conocida) empezó. Rattle dirigió las 7 sinfonías de Sibelius en su primera temporada y después las de Mahler. Nos mudamos a Londres en 1979, siempre fui a ver la CBSO con Simon Rattle como director cuando visitaba la capital. Entonces fue en una de esas ocasiones que vi la CBSO mas su coro presentar la segunda sinfonía de Mahler (la ‘Resurrección’) y fue una experiencia inolvidable.

La sinfonía tiene 5 movimientos. Mahler describió la primera como ‘ritos de funeral’ preguntando el porque de la vida. Las dos siguientes están en tiempo ternario. La primera de ellas con un típico ritmo de waltz. La cuarta introduce la canción hermosa ‘Ulricht’ en la cual se trata del camino de la alma muerta hasta la luz de dios. La solista fue la incomparable Janet Baker. Después el final fuerte, alto y largo...entonces empieza el coro susurrando levántense levántense. Cuando escuche esto por primera vez en el ‘Royal Festival Hall’ (apenas un sitio numinoso) me levante de mi asiento. Fue un momento verdaderamente espiritual y visceral.

Me emociono a veces en conciertos. Hay ocasiones cuando me levanto y grito ‘bravo’ al final. Pero en la situación que acabo de describir fue diferente. Fue un momento único y insuperable hasta ahora.

B.R.