El Auditorio ‘Colston Hall’ Bristol
Es el lugar donde ahora voy para ver conciertos. Es un auditorio convencional con buena acústica. Actualmente lo están reformando. Normalmente me siento detrás de la orquestra en el sitio reservado para el coro si hay uno. La orquesta residente es la de Bournmouth, bajo la dirección de Marin Alsop. Bristol es uno de los lugares donde tocan en el sur-oeste de Inglaterra. El concierto que vi la semana pasada fue dirigido por Petra Sakari, uno de los Finlandeses brillantes quien conllevan mucho talento y delicadeza a la música contemporánea. El solista en el segundo de Rachmaninoff fue el Ruso Nikolai Lugansky.
Sin faltar fuerza Lugansky toco con una delicadeza rara y con una fluidez extraordinario. Aprovecho el final del movimiento para sacar todo la emoción posible, fue una actuación fascinante. Desde entonces he comprado su grabación del primero y tercero concierto y he estado comparándolos con la grabación propia de Rachmaninoff en 1940. Otra vez su delicadeza es notable contra la actuación fuerte y poderoso del compositor, además tiene la ventaja del apoyo brillante del C.B.S.O. bajo la dirección de otro Finlandés Sakari Oramo. Ahora tocando en el circuito internacional, se considera Lugansky como otros Rusos Gilels, Richter y Kissin. Desde luego es un pianista que merece la pena estar atento a sus actuaciones.
El otro punto de interés de este concierto fue la actuación de extractos del ballet de Romeo y Julieta de Prokoviev. Era obvio que la orquestra había ensayado este difícil partitura muy bien. Hubo momentos muy hermosos y conmovedores, especialmente la muerte de Tybalt. Estar sentado tan cerca de la orquestra fue abrumador incluso casi terrible, especialmente en esta pieza, una muerte tan trágica. Sakari insistió en que la orquestra recibiera el aplauso del publico. Habían tocado maravillosamente y ellos después aplaudieron al director.
Un buen concierto es un gran evento en si mismo, y este fue uno de los buenos.
B.R.
Sin faltar fuerza Lugansky toco con una delicadeza rara y con una fluidez extraordinario. Aprovecho el final del movimiento para sacar todo la emoción posible, fue una actuación fascinante. Desde entonces he comprado su grabación del primero y tercero concierto y he estado comparándolos con la grabación propia de Rachmaninoff en 1940. Otra vez su delicadeza es notable contra la actuación fuerte y poderoso del compositor, además tiene la ventaja del apoyo brillante del C.B.S.O. bajo la dirección de otro Finlandés Sakari Oramo. Ahora tocando en el circuito internacional, se considera Lugansky como otros Rusos Gilels, Richter y Kissin. Desde luego es un pianista que merece la pena estar atento a sus actuaciones.
El otro punto de interés de este concierto fue la actuación de extractos del ballet de Romeo y Julieta de Prokoviev. Era obvio que la orquestra había ensayado este difícil partitura muy bien. Hubo momentos muy hermosos y conmovedores, especialmente la muerte de Tybalt. Estar sentado tan cerca de la orquestra fue abrumador incluso casi terrible, especialmente en esta pieza, una muerte tan trágica. Sakari insistió en que la orquestra recibiera el aplauso del publico. Habían tocado maravillosamente y ellos después aplaudieron al director.
Un buen concierto es un gran evento en si mismo, y este fue uno de los buenos.
B.R.
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