Televisión en España
Los fines de semana las familias españolas acaban viendo mucho la televisión. No voy a decir a todas horas, pero bastante. He visto la programación de la televisión y me he quedado un poco asustado. No hay nada que merezca la pena. Ni películas, ni programación deportiva, ni nada. Incluso la final de la Copa del Rey de fútbol entre el Betis y el Osasuna no es para emocionarse mucho.
Programación de telebasura en España
Lo que más me llama la atención son los programas de telebasura. Paso por que mis hijos vean o hayan visto la serie Los Serrano, sin que haya podido hacer nada, pero es indecente -y por ahí no paso- que en los mal denominados programas se arrastre tanta basura, tanta poca dignidad, tan poco respeto por la persona.
Cada vez hay más programación y a horas de mayor audiencia con este tipo de programas. Quizás las televisiones puedan ejercer su derecho de libertad informativa, pero también nuestras leyes debieran ser tajantes y excluyentes de tratamiento públicos vejatorios a la persona, incluso aunque medie el consentimiento de las partes afectadas. En todo caso, las leyes deberían defender más a las personas, especialmente cuando se trata de intromisiones en lo íntimo y personal, sin tener nada que ver con lo público.
Es difícil admitir que las audiencias pidan este tipo de programas. Por algo Internet sigue incrementando audiencia y cada vez son más los usuarios frente al retroceso de los medios de comunicación que optan por perderse en la oferta de la red.
Puede que la telebasura sea lo fácil, pero no lo que la población en realidad quiere.
Programación de telebasura en España
Lo que más me llama la atención son los programas de telebasura. Paso por que mis hijos vean o hayan visto la serie Los Serrano, sin que haya podido hacer nada, pero es indecente -y por ahí no paso- que en los mal denominados programas se arrastre tanta basura, tanta poca dignidad, tan poco respeto por la persona.
Cada vez hay más programación y a horas de mayor audiencia con este tipo de programas. Quizás las televisiones puedan ejercer su derecho de libertad informativa, pero también nuestras leyes debieran ser tajantes y excluyentes de tratamiento públicos vejatorios a la persona, incluso aunque medie el consentimiento de las partes afectadas. En todo caso, las leyes deberían defender más a las personas, especialmente cuando se trata de intromisiones en lo íntimo y personal, sin tener nada que ver con lo público.
Es difícil admitir que las audiencias pidan este tipo de programas. Por algo Internet sigue incrementando audiencia y cada vez son más los usuarios frente al retroceso de los medios de comunicación que optan por perderse en la oferta de la red.
Puede que la telebasura sea lo fácil, pero no lo que la población en realidad quiere.
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