Reflexión mas que Anécdotas
‘Ya nos lo has contado antes’ dijeron un grupo de amigos a uno de sus miembros mas mayores para quien la conversación ahora consiste casi todo en contar memorias y anécdotas. Si oye una palabra familiar o alguna referencia que desencadena una memoria empieza a contarlo y una vez mas anda por el camino de las anécdotas. (El hecho de que esta un poco sordo no ayuda mucho y la palabra que pensaba haber escuchado a veces no es lo que se ha dicho)
Lo mismo me pasa a mi a veces y es una trampa en la que todos los mayores puedan caer fácilmente. No es solo que el pasado es importante para nosotros y mas vivo y valeroso que los sucesos mundanos de hoy. Tampoco es porque el torrente de la memoria no se puede parar mientras pensamos en los años que hemos vivido, la gente que hemos conocido y los sitios que hemos visitado. Sobre todo, anécdotas sirven para tranquilizarnos y nos ayudan en tratar con el presente en el cual muchas veces nos sentimos fuera de lugar. La eternidad del pasado puede complementar el sentimiento de que ahora no tenemos importancia.
Estoy intentando mejorar en este asunto (aunque otros quizás creen que lo hago sin éxito). En vez de contarlo todo primero me pregunto si es interesante para la gente. No es una pregunta fácil y luego surge el problema que cuando ya has decidido que lo que ibas a contar es realmente interesante para todos los presentes la conversación ha cambiado de tema y has perdido la oportunidad de participar en ella. La próxima vez quizás tu decisión será mas rápida. Pase lo que pase corres el riesgo de que quieres captar la atención de los demás contando historias sobre tu pasado asombroso comparado con el presente mundano. ¡En mi experiencia no funciona!
¿Que otra cosa hay que hacer con tanta memoria que abrir la puerta y hacer publico tus experiencias privadas? Pues hazlo solo de vez en cuando y solo cuando parece apropiado. La otra cosa quizás es guardar la memoria si es buena o olvidarla si es mala. En algunas sociedades los mayores están considerados como fuentes de sabiduría pero en nuestra cultura no es el caso. Podemos reflexionar sobre el pasado y quizás ganar un poco de sabiduría para nosotros mismos. Y si tenemos amigos dispuestos a escucharnos y interesados en nuestros historias y experiencias sobre el pasado, pues es una ventaja.
B.R.
Lo mismo me pasa a mi a veces y es una trampa en la que todos los mayores puedan caer fácilmente. No es solo que el pasado es importante para nosotros y mas vivo y valeroso que los sucesos mundanos de hoy. Tampoco es porque el torrente de la memoria no se puede parar mientras pensamos en los años que hemos vivido, la gente que hemos conocido y los sitios que hemos visitado. Sobre todo, anécdotas sirven para tranquilizarnos y nos ayudan en tratar con el presente en el cual muchas veces nos sentimos fuera de lugar. La eternidad del pasado puede complementar el sentimiento de que ahora no tenemos importancia.
Estoy intentando mejorar en este asunto (aunque otros quizás creen que lo hago sin éxito). En vez de contarlo todo primero me pregunto si es interesante para la gente. No es una pregunta fácil y luego surge el problema que cuando ya has decidido que lo que ibas a contar es realmente interesante para todos los presentes la conversación ha cambiado de tema y has perdido la oportunidad de participar en ella. La próxima vez quizás tu decisión será mas rápida. Pase lo que pase corres el riesgo de que quieres captar la atención de los demás contando historias sobre tu pasado asombroso comparado con el presente mundano. ¡En mi experiencia no funciona!
¿Que otra cosa hay que hacer con tanta memoria que abrir la puerta y hacer publico tus experiencias privadas? Pues hazlo solo de vez en cuando y solo cuando parece apropiado. La otra cosa quizás es guardar la memoria si es buena o olvidarla si es mala. En algunas sociedades los mayores están considerados como fuentes de sabiduría pero en nuestra cultura no es el caso. Podemos reflexionar sobre el pasado y quizás ganar un poco de sabiduría para nosotros mismos. Y si tenemos amigos dispuestos a escucharnos y interesados en nuestros historias y experiencias sobre el pasado, pues es una ventaja.
B.R.
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