Restaurante La Matola
Comer en Elche ya se ha convertido en cita obligada para conocer a fondo la gastronomía de la provincia. El sábado 11 de noviembre nos acercamos a degustar viandas al restaurante La Matola de Elche.
La Matola de Elche nos ofrece una expresión minimalista en su entrada, justo al borde de un camino comarcal rodeado de huerta y casas agrícolas. Así observamos una fachada de hierro envejecido que da entrada a un hall de luz y espacios amplios y urbanos. Lo urbano en conjunción con el campo.
Inmediatamente observamos que el Cinco Jotas de Sánchez Romero Carvajal tiene un lugar predominante en sus entradas/degustación. En un marco pequeño, expuesto sin ostentación pero con delicadeza, se cita con la aprobación de Romero Carvajal: El restaurante La Matola tiene una reserva de 125 jamones cinco jotas en las bodegas de Sánchez Romero Carvajal……Una cristalera de techo a suelo nos permite observar desde el recibidor del restaurante cómo un experto camarero corta las vetas de este fruto sagrado casi púrpura que nace de la bellota.
Nos adentramos en los salones, que son más bien dos salas, fumadores y no fumadores (agradecidos todos) y nos dispusimos a escuchar atentos. Como recibimiento apareció un foie redondo con galletas saladas acompañado por dos microrecipientes de all i oli y tomate rayado con aceite. El foie se derretía en su forma más grasa explotando en la boca con la galleta de sal. Ascenso y descenso rápido para encontrar un equilibrio. El all i oli, potente y concentrado, limitaba el unte a miniporciones de sabor que tenían que ser corregidas con el fruto rojo rallado.
Y así pasamos a las entradas, que cuando se come en familia, por lo menos la mía, si bien ricas resultan ser siempre excesivas. Un plato del jamón de los dioses: aromático, aterciopelado, un átomo de placer tras otro liberando radicales libres. Unas alcachofas a la plancha, deliciosas, haciendo sentir la leña en el fondo. Y un calamar a la plancha, recién salido del mar, que nos recordaba el Mediterráneo.
La comida principal fue una paella con conejo, pollo y caracoles. Una paellera de hierro sentada en el centro de la mesa con un cuarto de falange de espesor. Aromas a tomillo, colores cobrizos del pollo y el conejo y caracoles con la molla fuera que traían los gustos de las hierbas, del agua y de la tierra seca. La norma, que no es obligación, invita en La Matola a comer el arroz sin plato y desde la paellera. Como el mundo es variado y así las personas, tres cuartas partes de los comensales así lo hicimos dejando la exclusiva de las “buena formas a uno/una” (no diremos quién).
Pasando el tiempo, que no es tal cuando se disfruta, nos acercamos a los postres. Particularmente siempre dejo una reserva importante en mis ganas para ese momento. Un conjunto de colores multiculturales de tocino de cielo, idéntico al cristal de Murano cuando es líquido y está siendo soplado, tiramisú, tarta de queso y tarta de manzana con merengue italiano. Y así con el tiempo escapándose entre los dedos todavía nos quedaron fuerzas y apetito para unas galletas de canela y azúcar morena, dátiles y pan de higo con almendras. Armonia mundi.
Hemos dejado para el final el vino y algunos apuntes. El vino fue un Rioja Azpilineta de 375ml. Nos pareció rico a todos, nada ácido, sedoso y de fácil entrada, invitaba a ser degustado sin mucha parafernalia.
En cuanto al precio: 40 euros por persona, que resumiendo lo comido, el servicio, la atención y el entorno del restaurante parece correcto. Sólo una cosa a tener en cuenta: el ruido de las salas no estaba bien tratado. Era excesivo. Cuestión de insonorización y de altura de los techos. Algo a tener muy en cuenta si se quiere subir un peldaño más en la escala de la calidad.
Vicente Corona
RESTAURANTE LA MATOLA,
Ctra. De Matola Km. 5
03296 ELCHE (Alicante)
Tlfs: 966- 640190/966-631252
La Matola de Elche nos ofrece una expresión minimalista en su entrada, justo al borde de un camino comarcal rodeado de huerta y casas agrícolas. Así observamos una fachada de hierro envejecido que da entrada a un hall de luz y espacios amplios y urbanos. Lo urbano en conjunción con el campo.
Inmediatamente observamos que el Cinco Jotas de Sánchez Romero Carvajal tiene un lugar predominante en sus entradas/degustación. En un marco pequeño, expuesto sin ostentación pero con delicadeza, se cita con la aprobación de Romero Carvajal: El restaurante La Matola tiene una reserva de 125 jamones cinco jotas en las bodegas de Sánchez Romero Carvajal……Una cristalera de techo a suelo nos permite observar desde el recibidor del restaurante cómo un experto camarero corta las vetas de este fruto sagrado casi púrpura que nace de la bellota.
Nos adentramos en los salones, que son más bien dos salas, fumadores y no fumadores (agradecidos todos) y nos dispusimos a escuchar atentos. Como recibimiento apareció un foie redondo con galletas saladas acompañado por dos microrecipientes de all i oli y tomate rayado con aceite. El foie se derretía en su forma más grasa explotando en la boca con la galleta de sal. Ascenso y descenso rápido para encontrar un equilibrio. El all i oli, potente y concentrado, limitaba el unte a miniporciones de sabor que tenían que ser corregidas con el fruto rojo rallado.
Y así pasamos a las entradas, que cuando se come en familia, por lo menos la mía, si bien ricas resultan ser siempre excesivas. Un plato del jamón de los dioses: aromático, aterciopelado, un átomo de placer tras otro liberando radicales libres. Unas alcachofas a la plancha, deliciosas, haciendo sentir la leña en el fondo. Y un calamar a la plancha, recién salido del mar, que nos recordaba el Mediterráneo.
La comida principal fue una paella con conejo, pollo y caracoles. Una paellera de hierro sentada en el centro de la mesa con un cuarto de falange de espesor. Aromas a tomillo, colores cobrizos del pollo y el conejo y caracoles con la molla fuera que traían los gustos de las hierbas, del agua y de la tierra seca. La norma, que no es obligación, invita en La Matola a comer el arroz sin plato y desde la paellera. Como el mundo es variado y así las personas, tres cuartas partes de los comensales así lo hicimos dejando la exclusiva de las “buena formas a uno/una” (no diremos quién).
Pasando el tiempo, que no es tal cuando se disfruta, nos acercamos a los postres. Particularmente siempre dejo una reserva importante en mis ganas para ese momento. Un conjunto de colores multiculturales de tocino de cielo, idéntico al cristal de Murano cuando es líquido y está siendo soplado, tiramisú, tarta de queso y tarta de manzana con merengue italiano. Y así con el tiempo escapándose entre los dedos todavía nos quedaron fuerzas y apetito para unas galletas de canela y azúcar morena, dátiles y pan de higo con almendras. Armonia mundi.
Hemos dejado para el final el vino y algunos apuntes. El vino fue un Rioja Azpilineta de 375ml. Nos pareció rico a todos, nada ácido, sedoso y de fácil entrada, invitaba a ser degustado sin mucha parafernalia.
En cuanto al precio: 40 euros por persona, que resumiendo lo comido, el servicio, la atención y el entorno del restaurante parece correcto. Sólo una cosa a tener en cuenta: el ruido de las salas no estaba bien tratado. Era excesivo. Cuestión de insonorización y de altura de los techos. Algo a tener muy en cuenta si se quiere subir un peldaño más en la escala de la calidad.
Vicente Corona
RESTAURANTE LA MATOLA,
Ctra. De Matola Km. 5
03296 ELCHE (Alicante)
Tlfs: 966- 640190/966-631252