Dispositivo de curación de heridas portátil
Un dispositivo de curación de heridas portátil y barato
A mediados de febrero, un mes después de que un terremoto destruyera gran parte de Port-au-Prince, en Haití, una equipo de tratamiento de heridas del Brigham and Women's Hospital de Boston viajó a la capital devastada. La tarea del equipo era la de ayudar a atender a las decenas de pacientes que sufrían grandes heridas abiertas que acompañan a amputaciones, miembros aplastados y otras lesiones. En el equipo se encontraba la estudiante de postgrado del MIT Danielle Zurovcik, que llegó dispuesta a probar un dispositivo que había desarrollado como parte de su investigación de tesis: una versión barata y portátil de los dispositivos de presión negativa, utilizados actualmente para acelerar la cicatrización de las heridas en los hospitales.
Zurovcik y sus colaboradores esperan que el dispositivo, que cuesta unos 3 dólares, proporcione un modo de mejorar la atención de los pacientes una vez finalizada la fase de emergencia llevada a cabo por los equipos de socorro, que incluye las operaciones quirúrgicas para salvar un miembro o la vida del paciente.
Los dispositivos de presión negativa, que actúan haciendo vacío sobre la herida vendada, se han convertido en una parte fundamental del tratamiento de heridas en los Estados Unidos durante la última década. Aceleran hasta tres veces la curación, dependiendo del tipo de herida y, en algunos casos, eliminan la necesidad de cirugía plástica o injertos de piel. En los EE.UU. hay varias versiones comerciales disponibles que se utilizan para el tratamiento de quemaduras y heridas crónicas como las úlceras de decúbito o las úlceras de pie diabético. Sin embargo, los dispositivos existentes a menudo son pesados (entre 2,3 y 4,5 kg) y requieren una fuente de energía para crear el vacío, lo que hace que sea difícil utilizarlos en situaciones de catástrofe.
Pero Zurovcik, inspirada por la petición de un cirujano cirujano de quemaduras, fue más allá, diseñando un dispositivo impulsado por el hombre que aplica la presión a través de un sencillo fuelle que pesa menos 225g. Al mejorar el cierre hermético alrededor del apósito para reducir las fugas de aire, Zurovcik redujo los requisitos de alimentación de la bomba de unos 14 vatios a 80 microvatios, que se obtienen a partir de una bomba de mano.
Fuente: Technology Review
A mediados de febrero, un mes después de que un terremoto destruyera gran parte de Port-au-Prince, en Haití, una equipo de tratamiento de heridas del Brigham and Women's Hospital de Boston viajó a la capital devastada. La tarea del equipo era la de ayudar a atender a las decenas de pacientes que sufrían grandes heridas abiertas que acompañan a amputaciones, miembros aplastados y otras lesiones. En el equipo se encontraba la estudiante de postgrado del MIT Danielle Zurovcik, que llegó dispuesta a probar un dispositivo que había desarrollado como parte de su investigación de tesis: una versión barata y portátil de los dispositivos de presión negativa, utilizados actualmente para acelerar la cicatrización de las heridas en los hospitales.
Zurovcik y sus colaboradores esperan que el dispositivo, que cuesta unos 3 dólares, proporcione un modo de mejorar la atención de los pacientes una vez finalizada la fase de emergencia llevada a cabo por los equipos de socorro, que incluye las operaciones quirúrgicas para salvar un miembro o la vida del paciente.
Los dispositivos de presión negativa, que actúan haciendo vacío sobre la herida vendada, se han convertido en una parte fundamental del tratamiento de heridas en los Estados Unidos durante la última década. Aceleran hasta tres veces la curación, dependiendo del tipo de herida y, en algunos casos, eliminan la necesidad de cirugía plástica o injertos de piel. En los EE.UU. hay varias versiones comerciales disponibles que se utilizan para el tratamiento de quemaduras y heridas crónicas como las úlceras de decúbito o las úlceras de pie diabético. Sin embargo, los dispositivos existentes a menudo son pesados (entre 2,3 y 4,5 kg) y requieren una fuente de energía para crear el vacío, lo que hace que sea difícil utilizarlos en situaciones de catástrofe.
Pero Zurovcik, inspirada por la petición de un cirujano cirujano de quemaduras, fue más allá, diseñando un dispositivo impulsado por el hombre que aplica la presión a través de un sencillo fuelle que pesa menos 225g. Al mejorar el cierre hermético alrededor del apósito para reducir las fugas de aire, Zurovcik redujo los requisitos de alimentación de la bomba de unos 14 vatios a 80 microvatios, que se obtienen a partir de una bomba de mano.
Fuente: Technology Review
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