El lugar más ecológico del mundo
La isla danesa de Samso ha experimentado recientemente una extraordinaria transformación que le ha proporcionado una importancia y un renombre tecnológico inesperados a nivel internacional. A pesar de tratarse de una comunidad profundamente conservadora los habitantes de Samso -con Jorgen a la cabeza- han iniciado una revolución de energías renovables en este venteado trocito de Escandinavia.
Generadores de energía solares, de biomasa, eólicos y de restos de madera se han extendido por toda la isla, mientras las plantas tradicionales de combustibles fósiles han ido cerrando y han sido desmanteladas. No fue difícil llevar a cabo estos cambios. 'Para mí, ha sido coser y cantar', señala Jorgen. Sin embargo, las consecuencias han sido espectaculares.
Hace diez años, los isleños obtenían casi toda la energía del petróleo y la gasolina que se traía en camiones cisterna y de la electricidad procedente del carbón que se transmitía desde el continente a la isla a través de un cable. Hoy en día, ese tráfico de energía se produce en sentido inverso. Los habitantes de la isla exportan, ahora, hacia el resto de Dinamarca, millones de kilovatios-hora de electricidad procedente de fuentes de energía renovables. De este modo, los isleños han reducido su impacto de carbono en un asombroso 140%. Y se afirma que lo que Samso puede hacer ahora, el resto del mundo lo puede lograr en un futuro próximo.
El año pasado, el dióxido de carbono alcanzó la cifra récord de 384 partes por millón (un incremento de alrededor del 35% sobre los niveles que había antes de la Revolución Industrial). El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha advertido que estos cambios podrían tener muy pronto un impacto espectacular en los patrones meteorológicos a nivel mundial. El hielo del Ártico está disminuyendo ya a un ritmo alarmante y los científicos afirman que al mundo apenas le quedan unos cuantos años para hacer importantes recortes en las emisiones de carbono antes de que el cambio climático resultante sea devastador e irreversible. Samso sugiere un camino para evitar ese destino.
En cada sitio que visites de la isla podrás ver signos de cambio. Hay docenas de turbinas de viento de varios tamaños esparcidas por el paisaje, las casas tienen paneles solares en los tejados, mientras una larga línea de turbinas gigantes en la punta sur de la isla giran al viento. Los pueblos están conectados con los sistemas de calefacción de distrito que bombean agua caliente a los hogares. Estos sistemas funcionan con hileras de paneles solares que cubren campos enteros o bien con generadores que queman paja de las granjas locales, o restos de madera de los bosques de la isla.
Ninguna de estas empresas ha sido impuesta por nadie de fuera o financiada por las principales compañías energéticas. Cada una de las plantas pertenece a un colectivo de habitantes locales o bien a un isleño. La revolución de Samso ha sido un ejercicio de autodeterminación; un proceso en el que los habitantes de la isla decidieron demostrar lo que se podía hacer para aliviar el cambio climático manteniendo un estilo de vida confortable.
Fuente: The Guardian Environment
Generadores de energía solares, de biomasa, eólicos y de restos de madera se han extendido por toda la isla, mientras las plantas tradicionales de combustibles fósiles han ido cerrando y han sido desmanteladas. No fue difícil llevar a cabo estos cambios. 'Para mí, ha sido coser y cantar', señala Jorgen. Sin embargo, las consecuencias han sido espectaculares.
Hace diez años, los isleños obtenían casi toda la energía del petróleo y la gasolina que se traía en camiones cisterna y de la electricidad procedente del carbón que se transmitía desde el continente a la isla a través de un cable. Hoy en día, ese tráfico de energía se produce en sentido inverso. Los habitantes de la isla exportan, ahora, hacia el resto de Dinamarca, millones de kilovatios-hora de electricidad procedente de fuentes de energía renovables. De este modo, los isleños han reducido su impacto de carbono en un asombroso 140%. Y se afirma que lo que Samso puede hacer ahora, el resto del mundo lo puede lograr en un futuro próximo.
El año pasado, el dióxido de carbono alcanzó la cifra récord de 384 partes por millón (un incremento de alrededor del 35% sobre los niveles que había antes de la Revolución Industrial). El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha advertido que estos cambios podrían tener muy pronto un impacto espectacular en los patrones meteorológicos a nivel mundial. El hielo del Ártico está disminuyendo ya a un ritmo alarmante y los científicos afirman que al mundo apenas le quedan unos cuantos años para hacer importantes recortes en las emisiones de carbono antes de que el cambio climático resultante sea devastador e irreversible. Samso sugiere un camino para evitar ese destino.
En cada sitio que visites de la isla podrás ver signos de cambio. Hay docenas de turbinas de viento de varios tamaños esparcidas por el paisaje, las casas tienen paneles solares en los tejados, mientras una larga línea de turbinas gigantes en la punta sur de la isla giran al viento. Los pueblos están conectados con los sistemas de calefacción de distrito que bombean agua caliente a los hogares. Estos sistemas funcionan con hileras de paneles solares que cubren campos enteros o bien con generadores que queman paja de las granjas locales, o restos de madera de los bosques de la isla.
Ninguna de estas empresas ha sido impuesta por nadie de fuera o financiada por las principales compañías energéticas. Cada una de las plantas pertenece a un colectivo de habitantes locales o bien a un isleño. La revolución de Samso ha sido un ejercicio de autodeterminación; un proceso en el que los habitantes de la isla decidieron demostrar lo que se podía hacer para aliviar el cambio climático manteniendo un estilo de vida confortable.
Fuente: The Guardian Environment
<< Home