Camaras resistentes al agua
Los últimos modelos de camaras impermeables y sumergibles
Ayer The New York Times publicó un largo artículo sobre los puntos fuertes y débiles de los modelos de cámaras resistentes al agua que acaban de lanzar al mercado Sanyo, Olympus y Pentax. No solo resisten el agua, sino también la presión y los golpes. Son camaras sumergibles que permiten pasar un buen rato a varios pies bajo la superficie del agua. Recogemos aquí algunos de las observaciones más interesantes publicados en el artíuclo.
Ninguna de estas camaras tiene tapa para el objetivo (el cristal es lo suficientemente resistente como para no necesitar ninguna). Y ninguna incluye visores oculares; hay que utilizar la pantalla. Las tres máquinas se deberán llevar sujetas en la muñeca bajo el agua, para que no se hundan. Y todas ellas pueden sacar fotos y grabar vídeos, aunque cada una de ellas está especializada en una cosa.
Por ejemplo, el modelo Xacti E1 ($490, al cambio, 355,64 euros) de Sanyo es principalmente videocámara; la primera del mundo a prueba de agua si no se tienen en cuenta las caras y aparatosas carcasas que se pueden adquirir para las videocámaras normales. Se trata de una de esas diminutas videocámaras de culata vertical que graban en tarjetas de memoria SD en lugar de cintas (no se incluye la tarjeta con la cámara. Una tarjeta de 4gb, que cuesta alrededor de $35 –25,40 euros–, almacena casi tres horas de vídeo de la mejor calidad).
Su diseño es deportivo, con pinturas metalizadas de colores y detalles en cromo y negro, los controles son sencillos y en cuanto a la calidad de vídeo, si una cámara de un móvil tiene un 1 en la escala de calidad y una videocámara digital de cintas un 10, la de Sony tendría alrededor de un 7.
Cuando se introduce la cámara en el agua la grabación de imágenes y ruido es asombrosa, especialmente en esos momentos mágicos de transición cuando se sumerge. Se estima que la viedocámara de Sanyo puede mantener su resistencia al agua durante una hora a 5 pies (1,52m) de profundidad.
Las otras dos cámaras son cámaras de fotos digitales de 7 megapíxeles. La Optio W30 ($237) de Pentax y la Stylus 770 SW ($270) de Olympus no difieren de otras cámaras en aspecto: son plateadas y están diseñadas para llevarlas en un bolsillo de los pantalones.
Ambas cámaras sacan unas fotos bastante malas en comparación con otras cámaras de del mismo precio. La Pentax falla en los colores y la Olympus en los detalles; además, ambas tienen una velocidad de disparo muy lenta y apenas funcionan con luz tenue.
Por otra parte, según el autor del artículo del NYT, hay un abismo entre el atractivo de estas dos cámaras. La Pentax puede enfocar hasta a media pulgada del objeto, algo muy útil; pero carece de lámpara de autoenfoque, una pequeña luz que se utiliza en situaciones de luz tenue para proporcionar a la cámara la suficiente iluminación para enfocar (la Olympus sí tiene una). Como resultado, los disparos de la Pentax en situaciones de poca luz son especialmente oscuros. Algo decepcionante, teniendo en cuanta que está etiquetada con una sensibilidad excepcional para poca luz (un ISO 3200). Sin embargo, cualquier disparo por encima de ISO 400 con esta cámara hace que la foto se deteriore con “ruido” digital.
La Olympus cuesta unos $35 más que la Pentax, pero ofrece muchas más cosas. Mientras que la Pentax puede permanecer 2 horas a 10 pies de profundidad bajo el agua, la Olympus funciona hasta a 33 pies de profundidad (por debajo de la zona de buceo con bombona de oxígeno).
Además, la Olympus no solo es resistente al agua, sino también a prueba de choques, de aplastamientos y de temperatura.
Las desventajas de la Olympus son: también graba vídeos, pero con saltos de 15 frames por segundo, en lugar de los 30 de los vídeos estándar (ambas, la Olympus y la Pentax requieren navegar por complicados menús digitales para activar el modo vídeo, en lugar de pulsar simplemente un botón). La pantalla de la Olympus no es buena con luz solar, un gran inconveniente para una cámara que se vaya utilizar principalmente en la orilla o junto a una piscina. Por último, sus controles son tan diminutos y están tan amontonados como en la cámara de Sanyo.
Los vídeos grabados por las tres cámaras se pueden pasar fácilmente a programas de edición de vídeo como iMovie o Premiere Elements de Adobe; de hecho, la de Sanyo incluye incluso una copia gratuita de Premiere Elements, aunque no sea la última versión.
El artículo concluye que si buscamos una cámara digital a prueba de agua, la Olympus Stylus 770 SW supera a la Pentax Optio W30 en resistencia, profundidad máxima de inmersión y características. Pero si nos importa más la calidad de imagen que el precio y el tamaño, nos aconseja pensar en comprar la Sanyo E1 porque, según el autor, a pesar de ser supuestamente una videocámara, saca mejores fotos (6 megapíxeles) que cualquiera de las otras dos cámaras fotográficas.
Ayer The New York Times publicó un largo artículo sobre los puntos fuertes y débiles de los modelos de cámaras resistentes al agua que acaban de lanzar al mercado Sanyo, Olympus y Pentax. No solo resisten el agua, sino también la presión y los golpes. Son camaras sumergibles que permiten pasar un buen rato a varios pies bajo la superficie del agua. Recogemos aquí algunos de las observaciones más interesantes publicados en el artíuclo.
Ninguna de estas camaras tiene tapa para el objetivo (el cristal es lo suficientemente resistente como para no necesitar ninguna). Y ninguna incluye visores oculares; hay que utilizar la pantalla. Las tres máquinas se deberán llevar sujetas en la muñeca bajo el agua, para que no se hundan. Y todas ellas pueden sacar fotos y grabar vídeos, aunque cada una de ellas está especializada en una cosa.
Por ejemplo, el modelo Xacti E1 ($490, al cambio, 355,64 euros) de Sanyo es principalmente videocámara; la primera del mundo a prueba de agua si no se tienen en cuenta las caras y aparatosas carcasas que se pueden adquirir para las videocámaras normales. Se trata de una de esas diminutas videocámaras de culata vertical que graban en tarjetas de memoria SD en lugar de cintas (no se incluye la tarjeta con la cámara. Una tarjeta de 4gb, que cuesta alrededor de $35 –25,40 euros–, almacena casi tres horas de vídeo de la mejor calidad).
Su diseño es deportivo, con pinturas metalizadas de colores y detalles en cromo y negro, los controles son sencillos y en cuanto a la calidad de vídeo, si una cámara de un móvil tiene un 1 en la escala de calidad y una videocámara digital de cintas un 10, la de Sony tendría alrededor de un 7.
Cuando se introduce la cámara en el agua la grabación de imágenes y ruido es asombrosa, especialmente en esos momentos mágicos de transición cuando se sumerge. Se estima que la viedocámara de Sanyo puede mantener su resistencia al agua durante una hora a 5 pies (1,52m) de profundidad.
Las otras dos cámaras son cámaras de fotos digitales de 7 megapíxeles. La Optio W30 ($237) de Pentax y la Stylus 770 SW ($270) de Olympus no difieren de otras cámaras en aspecto: son plateadas y están diseñadas para llevarlas en un bolsillo de los pantalones.
Ambas cámaras sacan unas fotos bastante malas en comparación con otras cámaras de del mismo precio. La Pentax falla en los colores y la Olympus en los detalles; además, ambas tienen una velocidad de disparo muy lenta y apenas funcionan con luz tenue.
Por otra parte, según el autor del artículo del NYT, hay un abismo entre el atractivo de estas dos cámaras. La Pentax puede enfocar hasta a media pulgada del objeto, algo muy útil; pero carece de lámpara de autoenfoque, una pequeña luz que se utiliza en situaciones de luz tenue para proporcionar a la cámara la suficiente iluminación para enfocar (la Olympus sí tiene una). Como resultado, los disparos de la Pentax en situaciones de poca luz son especialmente oscuros. Algo decepcionante, teniendo en cuanta que está etiquetada con una sensibilidad excepcional para poca luz (un ISO 3200). Sin embargo, cualquier disparo por encima de ISO 400 con esta cámara hace que la foto se deteriore con “ruido” digital.
La Olympus cuesta unos $35 más que la Pentax, pero ofrece muchas más cosas. Mientras que la Pentax puede permanecer 2 horas a 10 pies de profundidad bajo el agua, la Olympus funciona hasta a 33 pies de profundidad (por debajo de la zona de buceo con bombona de oxígeno).
Además, la Olympus no solo es resistente al agua, sino también a prueba de choques, de aplastamientos y de temperatura.
Las desventajas de la Olympus son: también graba vídeos, pero con saltos de 15 frames por segundo, en lugar de los 30 de los vídeos estándar (ambas, la Olympus y la Pentax requieren navegar por complicados menús digitales para activar el modo vídeo, en lugar de pulsar simplemente un botón). La pantalla de la Olympus no es buena con luz solar, un gran inconveniente para una cámara que se vaya utilizar principalmente en la orilla o junto a una piscina. Por último, sus controles son tan diminutos y están tan amontonados como en la cámara de Sanyo.
Los vídeos grabados por las tres cámaras se pueden pasar fácilmente a programas de edición de vídeo como iMovie o Premiere Elements de Adobe; de hecho, la de Sanyo incluye incluso una copia gratuita de Premiere Elements, aunque no sea la última versión.
El artículo concluye que si buscamos una cámara digital a prueba de agua, la Olympus Stylus 770 SW supera a la Pentax Optio W30 en resistencia, profundidad máxima de inmersión y características. Pero si nos importa más la calidad de imagen que el precio y el tamaño, nos aconseja pensar en comprar la Sanyo E1 porque, según el autor, a pesar de ser supuestamente una videocámara, saca mejores fotos (6 megapíxeles) que cualquiera de las otras dos cámaras fotográficas.
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