Efectos de grasas omega-3 sobre el rendimiento académico de los niños
Un nuevo estudio realizado en Suecia indica que los chicos que comen más pescado sacan mejores notas.
Ciertos pescados son ricos en ácidos grasos omega-3, que están relacionados con beneficios para la salud coronaria y se sabe que ayudan completar el desarrollo de los bebés niña prematuros, pero se decía que el efecto no era el mismo en el caso de los bebés niño prematuros. Las nuevas pruebas respaldan la idea de que estos ácidos sencillos pueden contribuir realmente a potenciar el cerebro de los chicos a posteriori en su vida, cuando llegan a la adolescencia y están pensando en la Universidad.
Casi 5.000 participantes, todos de 15 años, comieron pescado más de una vez a la semana durante un período de tres años. A los 15 años, los chicos rellenaron unos cuestionarios detallados sobre sus vidas y sus hábitos alimenticios y, posteriormente, a los 18, realizaron unos test de inteligencia estándares. Tras analizar todos los datos, los resultados, publicados en la revista Acta Pediatrica, indican que los ácidos grasos omega-3 presentes en pescados como el salmón, el atún blanco y la caballa mejoran las puntuaciones obtenidas en las pruebas realizadas en años posteriores de su vida.
La investigadora principal, la Dra. Maria Aberg, de la Universidad de Goteborg, destaca la importancia de esta estudio, el mayor de su clase, debido a que los adolescentes tienen un pequeño espacio temporal en el que sus cerebros pueden desarrollar completamente las conexiones necesarias para el comportamiento emocional, social e intelectual según el cual responden a un daño físico; o la capacidad para adoptar una nueva habilidad. El desarrollo de esta conexión y reorganización en el interior del cerebro que se produce en los últimos años de la adolescencia se llama “plasticidad”. Con respecto a nuevas experiencia, la plasticidad, también conocida como neuroplasticidad, es la capacidad del cerebro, a lo largo de la vida, para reorganizar las rutas neuronales. Por medio del aprendizaje estamos pidiendo constantemente a nuestro cerebro que se expanda y que recuerde cosas, como las reglas de un juego o cómo llegar al colegio; y con esa memorización se producen cambios funcionales en el cerebro que representan todos esos nuevos hechos, cifras, direcciones y procesos de la vida.
Según Aberg, estos resultados son un gran paso para el futuro de los niños: “Estos resultados son importantes porque el estudio se realizó entre los 15 y los 18 años, cuando los logros educativos pueden contribuir a dar forma al resto de la vida de un joven”. Los chicos que comieron pescado más de una vez a la semana obtuvieron mejores puntuaciones en las pruebas a los 18 que los que comieron pescado solo una vez a la semana o menos; y los resultados se mantuvieron incluso tras tener en cuenta otros factores como el entorno familiar, social y económico.
Fuente Health News
Ciertos pescados son ricos en ácidos grasos omega-3, que están relacionados con beneficios para la salud coronaria y se sabe que ayudan completar el desarrollo de los bebés niña prematuros, pero se decía que el efecto no era el mismo en el caso de los bebés niño prematuros. Las nuevas pruebas respaldan la idea de que estos ácidos sencillos pueden contribuir realmente a potenciar el cerebro de los chicos a posteriori en su vida, cuando llegan a la adolescencia y están pensando en la Universidad.
Casi 5.000 participantes, todos de 15 años, comieron pescado más de una vez a la semana durante un período de tres años. A los 15 años, los chicos rellenaron unos cuestionarios detallados sobre sus vidas y sus hábitos alimenticios y, posteriormente, a los 18, realizaron unos test de inteligencia estándares. Tras analizar todos los datos, los resultados, publicados en la revista Acta Pediatrica, indican que los ácidos grasos omega-3 presentes en pescados como el salmón, el atún blanco y la caballa mejoran las puntuaciones obtenidas en las pruebas realizadas en años posteriores de su vida.
La investigadora principal, la Dra. Maria Aberg, de la Universidad de Goteborg, destaca la importancia de esta estudio, el mayor de su clase, debido a que los adolescentes tienen un pequeño espacio temporal en el que sus cerebros pueden desarrollar completamente las conexiones necesarias para el comportamiento emocional, social e intelectual según el cual responden a un daño físico; o la capacidad para adoptar una nueva habilidad. El desarrollo de esta conexión y reorganización en el interior del cerebro que se produce en los últimos años de la adolescencia se llama “plasticidad”. Con respecto a nuevas experiencia, la plasticidad, también conocida como neuroplasticidad, es la capacidad del cerebro, a lo largo de la vida, para reorganizar las rutas neuronales. Por medio del aprendizaje estamos pidiendo constantemente a nuestro cerebro que se expanda y que recuerde cosas, como las reglas de un juego o cómo llegar al colegio; y con esa memorización se producen cambios funcionales en el cerebro que representan todos esos nuevos hechos, cifras, direcciones y procesos de la vida.
Según Aberg, estos resultados son un gran paso para el futuro de los niños: “Estos resultados son importantes porque el estudio se realizó entre los 15 y los 18 años, cuando los logros educativos pueden contribuir a dar forma al resto de la vida de un joven”. Los chicos que comieron pescado más de una vez a la semana obtuvieron mejores puntuaciones en las pruebas a los 18 que los que comieron pescado solo una vez a la semana o menos; y los resultados se mantuvieron incluso tras tener en cuenta otros factores como el entorno familiar, social y económico.
Fuente Health News
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