Enzima que previene la obesidad
Una nueva investigación indica que los ratones modificados genéticamente para carecer de una enzima presente principalmente en células adiposas pueden comer en exceso sin ganar peso. El bloqueo de esta enzima parece bloquear también la habilidad de estas células adiposas para almacenar grasa. Dicho así parece un sueño para los que luchan con el exceso de peso, pero hay un inconveniente: algunos ratones también desarrollaron resistencia a la insulina, un factor de riesgo para la diabetes. Los investigadores que realizaron la investigación esperan encontrar fármacos que puedan desactivar la actividad de la enzima solo ligeramente, reduciendo este riesgo.
"Si podemos limitar la actividad en lugar de detenerla completamente, deberíamos ver efectos positivos sobre la movilización y quema de grasa, sin observar los efectos negativos", señala Robin Duncan, becaria posdoctoral en el laboratorio de Hei Sook Sul en la Universidad de California, Berkeley, y autora principal del trabajo, publicado este mes en Nature Medicine.
Los investigadores de Berkeley modificaron a los ratones para carecer de una enzima denominada fosfolipasa A2 adiposo-específica (AdPLA), que se encuentra principalmente en las células adiposas. Los ratones tenían un apetito normal: comían lo mismo que los ratones de control cuando se les daba acceso ilimitado a alimentos ricos en grasa, pero la eliminación de la enzima AdPLA tuvo un enorme efecto sobre su peso. Tras 16 meses, los ratones modificados pesaban una media de 39,1 gramos, mientras que la media de peso de los ratones normales era de 73,7 gramos.
Duncan y sus colaboradores observaron también que la eliminación de la enzima podía evitar la obesidad en ratones que carecían de leptina, una hormona que regula la saciedad. Mientras un ratón normal come de 2 a 3 gramos de alimento al día, en el estudio de Berkeley, los ratones con deficiencia de leptina comían unos 5 gramos, y los ratones que carecían de ambas, leptina y AdPLA, comían 7,5 gramos. A las 17 semanas, los ratones de carecían de leptina y AdPLA pesaban menos de la mitad que los que carecían solo de leptina: unos 35 gramos frente a 75 gramos. Los resultados sugieren que eliminar la enzima puede evitar la obesidad incluso en animales que son genéticamente propensos a ella.
Fuente: Technology Review
"Si podemos limitar la actividad en lugar de detenerla completamente, deberíamos ver efectos positivos sobre la movilización y quema de grasa, sin observar los efectos negativos", señala Robin Duncan, becaria posdoctoral en el laboratorio de Hei Sook Sul en la Universidad de California, Berkeley, y autora principal del trabajo, publicado este mes en Nature Medicine.
Los investigadores de Berkeley modificaron a los ratones para carecer de una enzima denominada fosfolipasa A2 adiposo-específica (AdPLA), que se encuentra principalmente en las células adiposas. Los ratones tenían un apetito normal: comían lo mismo que los ratones de control cuando se les daba acceso ilimitado a alimentos ricos en grasa, pero la eliminación de la enzima AdPLA tuvo un enorme efecto sobre su peso. Tras 16 meses, los ratones modificados pesaban una media de 39,1 gramos, mientras que la media de peso de los ratones normales era de 73,7 gramos.
Duncan y sus colaboradores observaron también que la eliminación de la enzima podía evitar la obesidad en ratones que carecían de leptina, una hormona que regula la saciedad. Mientras un ratón normal come de 2 a 3 gramos de alimento al día, en el estudio de Berkeley, los ratones con deficiencia de leptina comían unos 5 gramos, y los ratones que carecían de ambas, leptina y AdPLA, comían 7,5 gramos. A las 17 semanas, los ratones de carecían de leptina y AdPLA pesaban menos de la mitad que los que carecían solo de leptina: unos 35 gramos frente a 75 gramos. Los resultados sugieren que eliminar la enzima puede evitar la obesidad incluso en animales que son genéticamente propensos a ella.
Fuente: Technology Review
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